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En la fría y oscura noche, las sombras parecían danzar alrededor de la figura solitaria de Charles en su motorhome. Su mente, siempre inquieta, estaba obsesionada con una sola idea: Annia, la hermana gemela de Catalina. Desde el momento en que la conoció, algo dentro de él se encendió, una llama ardiente que consumía sus pensamientos y sus acciones.

Para Charles, Annia era mucho más que la hermana de su exnovia. Era la personificación de todo lo que anhelaba: belleza, inteligencia, y un aura de misterio que lo fascinaba. Cada vez que la veía, su corazón latía con una intensidad frenética, y su deseo de poseerla, de tenerla solo para él, se volvía insaciable.

Desde el principio, Charles había sido posesivo con Annia, su obsesión iba más allá de la mera posesión. Había algo más profundo en su deseo por Annia, algo que lo consumía desde adentro, algo que no podía explicar ni entender completamente. Era como si su destino estuviera entrelazado con el de ella de una manera que trascendía la lógica y la razón.

En la soledad de su motorhome, rodeado solo por sus pensamientos y su obsesión, Charles se sumergía más profundamente en la espiral de su obsesión.

En una noche cargada de tensión, Catalina enfrentó a Charles en su motorhome, determinada a sacar a la luz la oscura obsesión que consumía su mente. Con los ojos llenos de furia, Catalina se plantó frente a él, dispuesta a confrontar sus demonios.

-¿Qué demonios te pasa, Charles?- espetó Catalina, su voz temblando con una mezcla de enojo y confusión. -Estás actuando como un loco obsesionado con Annia. ¿No puedes ver lo enfermizo que es todo esto?-

Charles la miró con una mezcla de sorpresa y desafío, pero no pudo evitar que un destello de culpabilidad cruzara por sus ojos. Sabía que Catalina tenía razón, que su obsesión por Annia lo había llevado por un camino peligroso, uno del que no estaba seguro de poder regresar.

-Lo sé, Catalina,- admitió finalmente Charles, su voz cargada de pesar. -No puedo controlar lo que siento por Annia. Es como si estuviera atrapado en un torbellino de emociones que no puedo detener.-

Catalina lo miró con incredulidad, sus ojos buscando alguna señal de arrepentimiento en los de él. Pero lo que vio fue algo más profundo, algo que la sorprendió hasta lo más profundo de su ser. En los ojos de Charles, Catalina vio una chispa de amor sincero, un amor que había estado allí todo el tiempo, oculto bajo capas de obsesión y posesión.

-¿Amas a Annia, verdad?- preguntó Catalina, su voz suavizándose con la comprensión. Charles asintió con la cabeza, incapaz de negar la verdad que ardía en su corazón.

-Sí, la amo,- admitió Charles, su voz apenas un susurro. -Desde el momento en que la vi, supe que ella era todo lo que siempre había buscado. Pero no sé cómo manejar estos sentimientos, Catalina. Me consumen por dentro.-

Catalina lo miró con compasión, su corazón sintiendo compasión por el hombre atormentado frente a ella. A pesar de todo lo que había pasado entre ellos, no podía ignorar el dolor que veía en los ojos de Charles, un dolor que reflejaba el suyo propio.

-Entonces, ¿qué vas a hacer al respecto?- preguntó Catalina, buscando una respuesta que ambos sabían que no sería fácil de encontrar.

Charles suspiró, su mente llena de dudas y temores. Pero en el fondo de su corazón, sabía lo que debía hacer. Debía enfrentar sus demonios, enfrentar su obsesión por Annia, y encontrar una manera de amarla de una manera sana y equilibrada.

-Voy a luchar por ella, Catalina,- dijo Charles con determinación. -Voy a luchar por nuestro amor, no importa cuánto me cueste. Porque sé que, al final del día, Annia es todo lo que siempre he querido.-

Immortal She - CHARLES LECLERC -+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora