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Me desperté con el sonido insistente del despertador resonando en mis oídos. Al levantarme, vi a Jules parado frente a la ventana del motorhome, con su mirada perdida en el horizonte. 

-Mami, ¿podemos ir a ver a George el fin de semana? Lo extraño mucho... Siempre viene a tus carreras y nunca vamos a las suyas-, dijo con voz esperanzada.

Me acerqué a él con ternura, sintiendo el peso de su anhelo en mi corazón. 

-No lo sé, mi amor... Sabes que no  podemos ir-respondí con una mezcla de compasión y frustración. Jules insistió con ojos suplicantes, 

-Por favor, mami... Por mi cumpleaños...-Sus palabras me conmovieron, y después de un momento de vacilación, cedí, 

-Está bien, Jules. Está bien. Pero nos quedaremos dentro del garaje, ¿de acuerdo?-

Sus ojos se iluminaron con alegría y agradecimiento mientras asentía con entusiasmo.

Me encontraba en el circuito, donde cada carrera se convertía en un mundo de decisiones y compromisos. Jules estaba a mi lado, su rostro lleno de expectativa por el día que nos esperaba. De repente, mi abogado y representante se acercó, con una expresión seria que dejaba entrever preocupación.

-Annia, debemos hablar sobre ya sabes quién- mencionó, y su tono me hizo fruncir el ceño. Giré hacia Jules y le dije suavemente

-¿Por qué no vas al box y me esperas allí? Ya casi nos vamos-. Jules asintió y se alejó, permitiéndonos privacidad para abordar asuntos más delicados.

-¿Qué pasa con Leclerc?-, inquirí, preparándome para lo que vendría a continuación. Mi abogado suspiró antes de responder: 

-Nuevamente quiere exigir la custodia compartida. El juez se lo negó, pero ahora quiere que le des permiso para verlo en su cumpleaños-

Contemplé la situación por un momento antes de responder con determinación: 

-Llevaré a Jules a la carrera en Estados Unidos, pero dile que lo verá de lejos- Mi abogado parecía sorprendido por mi decisión y cuestion

-¿Estás segura? Es la primera vez en años que permites que lo vea-

Con una mezcla de pesar y determinación, respondí: 

-Escuché a mi hijo pedirle a las estrellas un padre. Claro, Jules piensa que George es su padre..., así que aprovecharé esta oportunidad. Y que también lo aproveche Charles-

Me dirigí hacia Jules, cuya emoción apenas podía contenerse. 

-Vamos, cariño, debemos llegar al aeropuerto en una hora si quieres ver a George.

, le informé con una sonrisa. Jules respondió con gratitud

-Gracias, mami. Te amo-

Nos encaminamos hacia el aeropuerto, donde los paparazzis se abalanzaron sobre mí con sus preguntas incisivas: 

-¡Annia, qué opinas de que Charles pida la custodia?-

 -¡Annia, dejarás que Charles vea a tu hijo?-

-¡Annia, son ciertos los rumores de tú y George salen?-

Ignoré las preguntas intrusivas y continué caminando hasta la pista, donde el avión de George nos esperaba. Jules, curioso como siempre, preguntó

-Mami, ¿quién es Charles?-. Traté de encontrar las palabras adecuadas mientras respondía: 

-Nadie, mi amor, nadie- Con un gesto cariñoso, lo guié hacia el avión, esperando dejar atrás los rumores y las preocupaciones por un tiempo mientras nos dirigíamos hacia nuestro próximo destino.

Immortal She - CHARLES LECLERC -+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora