El invierno había llegado a Alemania, y con él, la tranquilidad y la calma que tanto anhelaba. Estaba sentada junto a la ventana, viendo cómo los copos de nieve danzaban en el aire helado, mientras sostenía una taza de té entre mis manos. Mis pensamientos vagaban lejos, perdidos en el laberinto de recuerdos y emociones que habían marcado los últimos meses de mi vida.
De repente, divisé el auto de George estacionándose frente a la casa. Mi corazón dio un vuelco, aunque ya me había acostumbrado a estas visitas sorpresa que se habían convertido en parte de mi rutina en estos últimos meses. George había sido el único capaz de encontrarme después de que escapara, y aunque al principio había sentido desconfianza, su presencia se había vuelto reconfortante con el tiempo.
Cuando me marché, le hice prometer que no revelaría mi paradero, y George, fiel a su palabra, había mantenido nuestro secreto. Solo venía a visitarme cuando no había carreras ni compromisos promocionales, respetando mi necesidad de estar lejos de todo y de todos.
Hoy era uno de esos días. George entró con una sonrisa cálida y un abrazo reconfortante, como siempre. Nos sentamos juntos, compartiendo historias y recuerdos de tiempos pasados, tratando de encontrar consuelo en la compañía del otro.
Pero incluso en medio de nuestras risas y conversaciones, una sombra persistía en mi corazón. Sabía que muy dentro de mí, no podía olvidar a Charles. Aunque me había alejado de él por mi propia seguridad y la de nuestro hijo, su recuerdo seguía acechándome, como una sombra que se negaba a desaparecer.
-¿Cómo te sientes?-, preguntó George, mostrando un genuino interés en mi bienestar.
-Estoy nerviosa, emocionada y un poco asustada, todo al mismo tiempo-, admití, sonriendo débilmente.
George asintió comprensivamente.
-Es comprensible. Pero sé que serás una increíble madre, Annia. El bebé tendrá mucha suerte de tenerte-
Sus palabras me reconfortaron, y por un momento pude apartar mis preocupaciones y simplemente disfrutar de su compañía. Hablamos sobre planes futuros, sobre cómo sería la vida una vez que el bebé llegara y sobre las expectativas de convertirnos en padres.
Sin embargo, la sombra de Charles seguía presente en nuestra conversación. George parecía igualmente preocupado por su bienestar, a pesar de todo lo que había sucedido.
-Se que Charles está muy mal... creo que lo sacarán de Ferrari-, dijo de repente, interrumpiendo nuestros pensamientos más ligeros.
Sentí un nudo en mi estómago al escuchar esas palabras. Aunque Charles había sido una fuente constante de dolor y conflicto en mi vida, no podía evitar sentir una mezcla de emociones al pensar en su posible despido.
-No sé qué esperar-, confesé, desviando la mirada hacia la ventana. -Parte de mí siente lástima por él, pero también sé que necesita ayuda-
George puso una mano reconfortante sobre la mía.
-Annia, has pasado por mucho por su culpa. No tienes que sentir lástima por alguien que te ha lastimado tanto-
Sus palabras me hicieron reflexionar sobre mi situación. A pesar de todo lo ocurrido, una parte de mí todavía se aferraba a la esperanza de que Charles encontrara la redención y la paz que tanto necesitaba.
-Gracias, George-, dije sinceramente, mirándolo a los ojos. -Realmente agradezco todo lo que has hecho por mí-
Él sonrió cálidamente.
-Siempre estaré aquí para ti, Annia. No importa lo que pase-
POV'Charles
Me encontraba en la oficina de Ferrari, rodeado por el aire tenso y cargado de la situación. Los dirigentes del equipo me miraban con severidad, claramente disgustados por mi reciente comportamiento.
ESTÁS LEYENDO
Immortal She - CHARLES LECLERC -+18
FanfictionEn medio del dolor por la trágica pérdida de Catalina, Charles se encuentra enredado en un torbellino emocional que lo consume. Mientras intenta sobrellevar su sufrimiento, una confusión surge cuando ve a Annia, la gemela de Catalina, en el circuito...