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Me despierto de repente en la sala, donde George, Charles y yo hemos caído profundamente dormidos junto a Jules. Una sensación extraña me abruma, como si algo no estuviera bien. Me levanto con cuidado, tratando de no despertar a los demás, y camino hacia el baño.

De repente, siento una oleada de náuseas y corro hacia el inodoro, sintiendo que mi estómago se retuerce. George me sigue rápidamente, preocupado por mi estado. 

-¿Estás bien? ¿Te sientes mal?-, pregunta, su voz llena de ansiedad.

Charles aparece detrás de él, su expresión preocupada reflejada en sus ojos 

-Mon amour, ça va?- pregunta 

Trago saliva y trato de controlar las náuseas. 

-Sí, sí, estoy bien...- murmuro, sintiendo la necesidad de vomitar de nuevo.

George me mira con preocupación. 

-¿Necesitas algo? ¿Te traigo algo de agua?- ofrece, su preocupación evidente en su voz.

Charles interviene con su habitual calma. 

-Esto le va a suceder un buen rato- comenta, reconociendo los síntomas que me aquejan.

Me apoyo en el lavamanos, tratando de recuperar la compostura. La sospecha comienza a tomar forma en mi mente, pero prefiero no decir nada todavía

La sorpresa me golpea cuando George pronuncia las palabras que flotaban en el aire. 

-¿Estás embarazada?-, repite, su tono lleno de incredulidad y asombro.

Mis ojos se abren de par en par. 

-¿Qué?-, balbuceo, apenas capaz de procesar lo que acabo de escuchar.

George insiste, su voz llena de certeza. 

-Estás embarazada-, declara, mirándome con una mezcla de sorpresa y alegría.

Mi mirada se encuentra con la de Charles, buscando alguna respuesta en sus ojos. 

-¿Le dijiste?-, le pregunto, mi voz temblorosa por la emoción y la incertidumbre.

Charles sacude la cabeza con calma. 

-No, no me dijo nada... pero tienes la misma cara que tenías cuando estabas embarazada de Jules-

Ante la afirmación de George sobre mi embarazo, siento un nudo en la garganta. 

-George... no sé quién es el padre-, confieso con sinceridad, dejando al descubierto mi dilema interno.

Él me abraza con ternura, sus palabras llenas de seguridad. 

-Sé que es mío-, asegura con convicción, tratando de infundirme tranquilidad en medio de la confusión.

Sin embargo, Charles irrumpe con una sonrisa traviesa. 

-Calmado, vaquero... también puede ser mío-, bromea, su voz llena de humor y complicidad.

En ese momento, Jules despierta y nos mira con curiosidad. 

-¿Qué hacen en el baño?-, pregunta con inocencia, su rostro reflejando preocupación.

Charles se apresura a responder

-Mami no se sintió bien-, explica con calma, tratando de aliviar cualquier preocupación que pueda tener nuestro hijo.

Jules asiente comprensivamente. 

-Oh, mami- murmura con cariño, abrazándome con fuerza y expresando su apoyo de la manera más dulce posible.


Charles se lleva a Jules al comedor para desayunar, dejándome a solas con George en el baño. Su preocupación es palpable mientras me mira fijamente. 

Immortal She - CHARLES LECLERC -+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora