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Sentí un nudo en el estómago mientras salíamos del consultorio del médico en Australia. Las palabras del médico resonaban en mi cabeza, llenándome de preocupación y ansiedad. Charles estaba visiblemente molesto, su mandíbula apretada y su expresión tensa.

-Te mandaré en el primer avión a Alemania-, gruñó, su tono lleno de frustración.

Me quedé paralizada por un momento, sin poder creer lo que acababa de escuchar. 

-¿Qué?-, murmuré, buscando desesperadamente encontrar las palabras adecuadas.

-No, no, Charles, tengo que quedarme en mi trabajo-, insistí, tratando de mantener la calma a pesar del miedo que me invadía. -Me cuidaré, ¿de acuerdo? Si no me necesitan en el box, me iré al hotel-

Charles apretó el volante con fuerza, su mirada fija en la carretera. 

-Eso espero, Annia-, respondió bruscamente. -No puedo arriesgarlos de esta manera-

Subimos al auto en un silencio incómodo, el aire cargado de tensión y preocupación. Sabía que esta situación pondría a prueba nuestra relación y nuestras decisiones futuras, pero también sabía que tenía que hacer lo que fuera necesario para proteger a nuestro bebé.

El trayecto de regreso al hotel fue tenso. Cada momento que pasaba, sentía que la distancia entre Charles y yo se hacía más grande, como si la preocupación y el miedo estuvieran construyendo un muro entre nosotros.

Al llegar al hotel, Charles apenas me dirigió la mirada mientras salíamos del auto. Traté de mantener la compostura mientras caminábamos hacia el ascensor, pero por dentro estaba luchando contra una marea de emociones.

Una vez en nuestra habitación, me senté en el borde de la cama, mirando fijamente al suelo. 

-Charles, por favor- comencé, mi voz temblorosa por la ansiedad. -Entiendo que estés preocupado, pero no puedo simplemente alejarme de todo-

Él se acercó lentamente, su expresión más suave ahora. 

-Lo sé, Annia- susurró, colocando una mano en mi hombro. -Pero no soporto verte en riesgo-

Lo miré a los ojos, sintiendo el peso de sus palabras. 

-No quiero que te preocupes- dije con sinceridad. -Pero tengo que seguir adelante, seguir trabajando-

Charles asintió lentamente, su mano aún en mi hombro. 

-Lo sé- murmuró. -Solo... prométeme que te cuidarás-

Asentí con determinación. 

-Te lo prometo- respondí, sintiendo un atisbo de esperanza en medio de toda la preocupación.

Aunque la incertidumbre y el miedo seguían presentes, nos abrazamos con fuerza, encontrando consuelo en el apoyo mutuo. Sabía que enfrentaríamos muchos desafíos en el camino, pero estábamos juntos en esto, listos para enfrentar lo que sea que el futuro nos deparara.

Mientras Charles se duchaba, aproveché para cambiarme de ropa y relajarme un poco. Sin embargo, el sonido de mi teléfono rompió el silencio de la habitación. Lo tomé y vi que era Alex. Un torbellino de emociones me invadió al ver su nombre parpadeando en la pantalla.

-Alex?-contesté, sintiendo una mezcla de sorpresa y nerviosismo.

-Felicidades, mi hermosa princesa-dijo Alex con voz suave. -Me enteré de tu embarazo-

-Gracias...-, respondí, pero su comentario me dejó perpleja. -¿Cómo te enteraste?-

-Por ahí...-, respondió evasivamente. -Me siento feliz por ti, pero al mismo tiempo tengo miedo por ti-

Immortal She - CHARLES LECLERC -+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora