-Pues bien, Marina, al parecer faltan las otras tres chicas, los maestros, tus padres, Miriam y Alfonso.-dijo Martha.
-Estando viva me lamentaba de estar tan sola, ahora me alegro.-Dijo el fantasma
-¿Y eso?
-Pues, había estado sola y me sentía mal por eso, sola en los pasillos o con Miriam y Alfonso. Ahora, son tan pocos de los que me tengo que alejar que me fascina.
-Ya ves, todo lo malo termina siendo bueno y al revés.
Obviamente, cuando Carla salió corriendo de la "audición" las chicas ya sabían que no iban a posar frente a una cámara, sino que iban a hablar con un fantasma.
Natalia fue la siguiente.
-Marina, de verdad que no quería hacerlo-dijo apenas entró. Se dirigió a la nada, miraba confundida a todas partes con los dientes temblando.
-Martha, dile que el hecho de que sea débil en su casa no significa que hubiera podido tener el derecho de golpearme.
Martha lo repitió.
-Pero... ¿qué te pasa? ¿De qué hablas?
-Tu tío, tu hermano y tu padre, no tienes que fingir con migo.
Y Martha lo repitió.
Natalia palideció, una lágrima resbaló por su rostro.
-Marina, ¿por qué me haces esto? Echarme en cara mis problemas y usarlos como si fueran rocas para matarme. Sabes que me duele, y sabes lo que pasa conmigo al cerrar esas estúpidas puertas de mi casa. Tú solo viste que me golpeaban, insultaban y trataban como una estúpida, ¿verdad? Marina, estoy segura de que no sabes lo que es que tu propio padre te viole. Y no solo ha sido una vez, maldita sea, diario abusan de mi sexualmente, y tú ¿te quejabas por haber sido golpeada por mi? ¿Qué demonios te pasa a ti? Carajo.
Marina se quedó muda. En cierto modo, Natalia tenía razón, ¿qué problemas tenía Marina comparados con los de la chica rubia que tenía en frente?
-¿Sabes?-dijo Martha, tomando el control de la situación-Puede que sus problemas no sean como los tuyos, y tal vez creas que sus problemas no son nada comparados con los tuyos, pero son sus problemas y a ella le duelen. ¿Qué problemas crees que tenía ella, para empezar?
-Problemas con las drogas y el vodka. Problemas de autoestima, por culpa nuestra y, según su nota suicida, anorexia y bulimia.
-Pues bien, esa chica de cabellos blancos no tenía solo esos problemas. Su padre la golpeaba cuando estaba ebrio, su madre no le hablaba. Su única amiga había sido su hermana Johanna, y murió cuando Marina tenía 7. Está sola, y ¿adivina qué? También fue violada. Así que, antes de criticar, ponte a investigar, porque no sabes cuantos secretos puede esconder una persona.
Natalia se quedó helada.
A Marina se le resbalaron un par de lágrimas.
-Gracias-dijo Marina-Martha, necesitaba una amiga como tú cuando estaba viva.
-Nunca es tarde, Marina.
Natalia calló de rodillas.
-¡Perdóname, Marina! fui una idiota, de verdad que lo lamento.
-¿Qué más da? Deberías de alzar la voz. Saber que no estás sola. Vamos, Natalia, seca tus lágrimas y ve y se dueña de tu vida-dijo Marina.
Martha lo repitió.
Natalia salió.
Se haría duela de su vida.
Y de su muerte también.
O no del todo.Natalia, la chica rubia, murió dos años después atropellada.
Su padre, su hermano y su tío estaban tras las rejas.
La muerte de Natalia no fue un suicidio, o no del todo.
Vio el coche acercándose, y no corrió; solo se quedó ahí, parada.
Y lo último que vio, fue a una chica de ojos negros, con un montón de pecas y cabello blanco diciendo (y a la vez no) "Deberías de alzar la voz" y un grito salió de su boca al mismo tiempo que el carro se estrellaba.
¿Qué grito?
"Libertad"
Su último deseo.
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Marina
Teen Fiction"¿Cómo sería si yo muriera?" Esta pregunta atormentaba la cabeza de Marina todos los días, pero ¿qué pasa cuando lo logras? A sus 17 años de edad, Marina ya estaba decidida. No se graduaría, ni se volvería a drogar. Ella quería algo más, ella querí...