Capítulo 20.

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El sol se filtraba tenuemente por las cortinas entreabiertas de la pequeña sala de estar, pintando destellos dorados sobre el suelo de madera pulida. Jungkook había llegado temprano esa tarde después de cubrir unos turnos extras en la guardería, mientras Taehyung, con una taza de té humeante entre las manos, revisaba pacientemente las pruebas de un próximo libro para la editorial. A su lado, su pequeño bebé dormía plácidamente en su cuna, el suave murmullo de una canción infantil aún resonando en el ambiente.

La transición a esta nueva fase de sus vidas había sido un torbellino de emociones y ajustes. Jungkook y Taehyung habían pasado de ser conocidos de trabajo a comenzar compartiendo tiempo juntos, tanto que el azabache parecía tener un nuevo hogar por las veces que solía quedarse en la casa del pelinegro, con la excusa de este último al decirle que su trabajo quedaba más cerca que si se iba desde su casa. Para Jungkook, no era ningún problema compartir ese tipo de momentos con el pelinegro, además de con la dicha y la responsabilidad de cuidar a su hijo a pesar de no encontrarse en servicio, pero se había encariñado tanto que disfrutaba poder pasar más tiempo con ellos. Para Taehyung, acostumbrarse a equilibrar el trabajo desde casa con la crianza del bebé había sido un desafío monumental, pero cada día se sentía más seguro y en control, sabiendo que Jungkook estaba ahí para apoyarlo en cada paso del camino.

—¿Cómo ha ido el día?—Cuestionó Jungkook con una sonrisa, sentándose junto a Taehyung en el sofá. 

El pelinegro levantó la vista de los documentos con una expresión de cansancio mezclada con gratitud.—Agotador, como siempre.—Admitió con una risa suave, apartando un mechón de cabello que caía sobre su rostro.—Pero vale la pena. Por lo menos sé que ahora puedo mantener un ojo en Jiyoung mientras hago el trabajo, realmente vale el agotamiento. 

Jungkook asintió con comprensión, poniendo una mano sobre la de Taehyung.—Lo estás haciendo increíblemente bien.—Dijo en un tono suave. 

 Sonrió, reconfortado por las palabras del contrario.—A veces siento que no tengo suficiente tiempo para todo.—Admitió con honestidad, mirando al azabache con gratitud.—Pero sé que juntos podemos hacerlo funcionar. Y además, pronto comenzarás tus estudios, ¿Verdad? 

Ahora fue el turno del azabache en sonreír, asintiendo con entusiasmo.—Sí, en un par de semanas comienzo mi primer año en Puericultura.—Compartió, con los ojos brillando de emoción por el próximo capítulo en su vida académica y profesional.—Y después de cada jornada en la guardería, no puedo esperar para aprender más y luego aplicarlo en el trabajo, siento que tendré una visión más amplia del cuidado con los niños, ya no solo la experiencia por la práctica, sino un nuevo enfoque al cual centrarme y hacer mejor mi trabajo. 

Taehyung se acercó más a Jungkook, apoyando su cabeza en su hombro con una mezcla de alivio y afecto.—Estaré aquí para apoyarte en todo lo que necesites.—Prometió suavemente, sabiendo que el camino que tenían por delante no sería fácil, pero era un viaje que quería emprender junto al azabache. 

Los días pasaron entre risas, desvelos y momentos de ternura compartidos. Jungkook se levantaba cada mañana con entusiasmo, listo para su jornada en la guardería, donde su amor por los niños y su deseo de aprender sobre su cuidado crecían con cada interacción. A menudo regresaba a casa con historias divertidas y anécdotas tiernas que compartía con Taehyung, quien encontraba consuelo y alegría en las pequeñas cosas que hacían que la vida familiar fuera especial. Además, no podía negar que escuchaba atentamente cada una de esas anécdotas porque también las consideraba como una enseñanza, descubriendo consigo aspectos importantes que no había considero para criar a su pequeño Jiyoung. 

Y por si fuera poco, también ayudaba a llenar con mayores palabras y significados aquel archivo que había creado solo un par de días atrás, pero que aún resguardaba hasta estar seguro de su contenido. 

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