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No deja de llover, los mares se han alzado y todo parece querer indicar un apocalipsis. La gente está desesperada, no sale de sus casas y las noticias son escasas. Nada parece saber explicar qué es lo que pasa en el mundo. Las autoridades dicen que es importante permanecer en casa y tener cuidado, sin embargo también debo ir a hacer mis compras o próximamente terminaré comiendo papel de baño con mermelada. Es lo único que me queda.

Las calles de Londres parecen desiertas, sin embargo no podría estar segura, la lluvia no me deja ver más de cinco pies de distancia, mucho menos siendo una persona que constantemente debe llevar anteojos ¿debería considerar los contactos?

Entró al supermercado y parece que todo el mundo ha arrasado como si se tratara de una guerra o el final de los tiempos, lo bueno es que puedo ver a John reponiendo mercadería en el pasillo cinco y es algo comestible. Espero que vaya con la mermelada que aún tengo en casa.

Camino hacia el y lo saludó con un golpe militar en la sien, con dos dedos basta, el de ríe y continuó con mi búsqueda. Aparentemente tendré que combinar mermelada con sopa enlatada, es lo único comestible que puedo encontrar en el pasillo.

— ¿Por cuánto tiempo seguirá esto?

— No tengo idea, Ivy , pero si te sirve de algo están diciendo que es probable que deje de llover el jueves.

— Necesito que deje de llover ahora, con esta lluvia no puedo ir a otro mercado y no creo sobrevivir hasta el jueves con mermelada y sopa de microondas

La risa de John me hace reír también. Es el único ser humano con el que he hablado en los últimos días. Las líneas parecen estar afectadas por las tormentas y mis clases fueron suspendidas, pero al menos puedo trabajar. Para ser escritora solo necesito mi laptop, mi cabeza y café. Café. Hace días que no bebo una taza de café.

— John, necesito café.

— Haré esto porque estamos solos y eres tú. Además no está el dueño, ven conmigo.

John saca la llave de su mameluco azul mientras nos dirige hacia aquella puerta del mercado local que todos alguna vez hemos deseado cruzar. Al ingresar la llave, las puertas del paraíso se abren a mis ojos.

— Estos hijos de p-

— Es oferta y demanda, cariño. Toma lo que necesites y luego lo pasamos por caja, le diré al dueño que he sido yo.

Casi beso a John, si no fuera porque es un viejo de 60 años que podría ser mi padre. Además su esposa Betty es asombrosa y viven a unas cuantas cuadras de casa, por lo que hemos compartido alguna taza de té por las tardes. Hace unas masitas increíbles. 

Tomo café, varias bolsas de pan, comida y lo necesario para poder sobrevivir al menos dos meses. Llámenme loca, pero no creo que John y sus amigos tengan mucho conocimiento en meteorología. 

Se que dicen que la tormenta pasará pronto. Pero sufro de ansiedad, como cualquier escritora, y no puedo dejar de pensar en que debo adelantarme a los acontecimientos. Llevaré tres cajas de café, solo por si acaso.

Al salir John me despide y lo saludo con un breve asentimiento de cabeza. Las bolsas pesan pero ya estoy menos preocupada. Al menos sobreviviré un par de semanas. 

Puedo sentir mis jeans empapándome y el peso de mis llaves en los bolsillos, sin embargo continuó caminando tan rápido como puedo, intentando ver más allá de los cristales mojados de mis anteojos gastados.

Definitivamente necesito usar lentes de contacto, aunque me irriten los ojos, o comprar un limpia parabrisa miniatura. Cualquier opción puede ser correcta. 

Ocean eyes | Harry Styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora