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Tener un compañero de piso apocalíptico es más divertido de lo que hubiera creído.

Harry pareció estar aburrido y sin saber que hacer mientras yo estaba enterrada entre libros. Internet había vuelto a caerse después del medio día y no había vuelto en dos días. Al menos aún había luz, eso le comenté a Harry mientras intentaba explicarle algunas cosas sobre internet.

Se sentía un poco raro tener que explicarle a un hombre adulto sobre el uso y la existencia de cosas tan mundanas y simples como una tostadora, un horno o incluso una estufa. Estaba haciendo frío, así que he tenido que encenderla, para no morir. Aunque él parece mucho más resistente que yo, apenas ha notado el frío y he visto que no ha usado las mantas que le he mencionado hace unos días.

Aún no sé nada de mi padre. Estoy preocupada. La última vez que supe algo de él, antes de la tormenta, estaba por subir a un barco. Esperaba que no estuviera allí. Esperaba que estuviera en tierra, lejos de la tempestad de los mares, que parecían cada vez más turbulentos y confusos.

En tanto a mi madre, había tenido respuestas de ella, en medio de aquel claro que había parecido tener internet. Aparentemente todo estaba bien. Estaba en Texas y allí llovía mucho, como aquí y en todo el resto del mundo.

Los científicos habían dicho que era a causa del cambio climático y los empresarios decían que era solamente una tormenta. Los creyentes decían que era un diluvio que había mandado el señor para castigarnos a causa de los pecados. Yo decía que era un poco de todo, pero siempre había sido un poco escéptica. Siempre he creído en todo y en nada.

Harry parece estar pensando en el siguiente movimiento. Hemos estado jugando ajedrez y no he tenido que explicarle.

El parece muy bueno en aquel juego, yo, por otro lado, apesto. Pero no he podido ignorar aquel brillo de felicidad que se ha dibujado en los ojos del hombre cuando le he dicho que tenía varios juegos de mesa. Aparentemente ese fue un idioma que él entendió.

Habíamos hecho palomitas y ambos comimos mientras la lluvia parecía haberse calmado un poco. Estábamos tranquilos y disfrutando de la calma, mientras observábamos aquel tablero de madera repleto de piezas talladas a mano.

Era antiguo, me lo había traído mi padre, como la mayoría de las cosas que tenía.

Harry movió el alfil y entonces me miró. Parecía estar tomándose el juego muy a pecho, lo que me hizo reír. El no rio, aunque ya empezaba a acostumbrarme. Yo solía reír por todo, él por casi nada. Estaba bien con eso. No todos los seres humanos podíamos ser iguales, o sería totalmente aburrido.

Mire el tablero y analice la jugada. Si movía la torre iba a quedar descubierta mi reina y si perdía mi reina, perdería el juego. Podría sacrificar un cabello. Nunca he sabido cómo usarlos de manera correcta, así que no me servirían mucho.

Lo moví y casi pude ver a Harry reírse, porque había dejado en descubierto a mi rey y entonces, así como así, lo mato.

— ¡Harry! —, chillé y el rio. Su risa era tan potente que me hizo reír también.

— Es muy mala jugando, Ivy. Muy muy mala —, explicó y entonces comenzó a acomodar las piezas.

Parecía estar listo para una ronda más, pero ya había tenido suficiente; al menos por ahora.

— ¿Y si vamos a caminar? —, pregunte y él me miró. Casi deseé que no lo hiciera, porque parecía que cada vez que me miraba mi mente se hundía sin retorno en sus pupilas.

— Su pie aún está mal. —, su ceño estaba fruncido otra vez y tenía la necesidad de acariciar su frente para que se relajara, pero éramos extraños para el contacto físico.

Ocean eyes | Harry Styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora