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Se recomienda reproducir Six feet under y Sweet


Sus labios son la última pieza que necesitas para comenzar a caer. Lo siento en el momento en el que le regaló un suspiro que él toma como una invitación para tomar mi nuca y besarme, de la manera que jamás he sido besada.

La pasión es necesaria, por supuesto, sin embargo, la manera en la que me besa me hace sentir en paz. Es calmo. Como la brisa suave en una mañana de playa. Sus labios se deslizan con los mismos con la humedad perfecta y el sabor al café que tomamos juntos antes de venir.

Puedo sentir su latido a través de mis manos apoyadas en su pecho y este es tan diferente a la suavidad en la que me besa que puedo sentir cómo tiembla ante mi toque mientras me sostengo de las solapas de su abrigo. 

Acaricio su pecho y su cuello, tomo su nuca y lo atraigo a mi, dandole la confianza que parece necesitar para abrir sus labios y beber de los míos.

Es su lengua lo que siento primero, acariciando la mía, con tanta tranquilidad que es casi herotico. Mi columna me obliga a apoyarse contra él y sus manos bajan a mi espalda y me rodean, mientras da los pasos necesarios para apoyarme en el estante lleno de alimentos que hay en aquel rincón del almacén de John.

De repente parece que el lugar menos romántico de Londres es justamente el lugar perfecto, sobre todo cuando nos enfrentamos a un apocalipsis afuera. Es catastrófico, como todo lo que nos rodea.

Nada puede ser normal, mucho menos la forma enfermiza en la que me siento impulsada a su sabor como si fuera el manjar más delicioso que jamás había tenido el placer de tener.

— Glýka—, murmura con los ojos cerrados y su nariz pegada a la mía.

Compartimos el aroma y el aire. Mis latidos pueden escucharse en mis oídos tan cerca que estoy preguntándome si él puede escucharlos también. Pero no me importa.

— Silencio, Harry. Haz silencio —, murmuró, porque no quiero salir de ese trance. Entonces esta vez es mi turno de besarlo y él lo toma como un cumplido porque sonríe en mis labios, dándome el regalo más hermoso que alguna vez me hayan dado.

Puedo sentir sus manos en mi cintura y mi espalda mientras soy besada con la calidad y suavidad de la espuma y mientras mis dedos encuentran el camino a su cabello rizado, entierro allí mis uñas y encuentro consuelo en la sensación que espero no olvidar jamás, porque tan pronto como pasa, se desvanece, al igual que sus labios.

— Eres tan dulce, Ivy —, murmura y entonces lo miro a los ojos.

La calma encuentra mi tormento y entonces sonrió, besando aquel lunar en su barbilla que parece estar creado solo para invitarme a pecar.

— No me equivoque en darte ese nombre, Glýka. Eres tan dulce como te imagine. —, murmura y entonces pienso que estoy por desvanecerme en sus brazos, pero sé que él no lo permite, porque me sostiene con firmeza y gentileza contra su pecho.

— ¿Así que eso significa? —, me animo a hablar y él reacciona mirándome a los ojos. 

Parece satisfecho cuando mis ojos brillan, porque sus comisuras se alzan mostrándome aquellos hoyuelos que ha tenido ocultos de mi todo este tiempo.

— Dulzura, eso significa, Glýka —, me explica y entonces elevo mis pies en puntas para alcanzar sus labios una vez más, pero es un beso pequeño esta vez, justo como el que dejó en su lunar.

— Debemos comprar o John vendrá a buscarnos —, le explico y entonces parece entender donde estamos, porque me alivia su toque y me despego de su cuerpo por un instante.

Ocean eyes | Harry Styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora