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Desde que nacemos hasta que morimos escuchamos cosas. Hay ruidos ensordecedores y silencios eternos. Hay ruidos de felicidad, risas, alegría, gritos e incluso, llanto. Hay tristeza, hay enojo, hay respiraciones. He conocido millones de esos momentos en mi larga vida, pero determinó que el sonido más escalofriante es el silencio acompañado de pequeños sonidos que no logran llenar una migaja de lo que ha sido antes.

En esta mesa he escuchado risas, charlas, tristezas, llantos, incluso, gritos de placer, pero ahora, solamente el eco lejano del tenedor sobre el plato parece querer sacarme la última partícula de paz del cuerpo y arrojarse al abismo de la desesperación y la ansiedad.

Harry sigue en silencio, incluso cuando he dejado de jugar con mi comida y solo lo observo. Últimamente tiene esa expresión en la cara, algo que no puedo descifrar, pero que él tampoco. Su rostro está cabizbajo y algunos mechones de su cabello acariciando su frente, la cual está fruncida mientras juega con aquel tomate que ha intentado pinchar al menos cinco veces en el último minuto.

— Harry —, repito por tercera vez, sin embargo él parece estar sumergido en un mundo que no conozco, al que soy ajena. Suspiro y llevó la punta de mis dedos a su antebrazo, solo así logró captar su atención, porque gira su rostro con sorpresa y me mira con sus ojos en el océano. — ¿Está todo bien?

No lo culpo. Debe haber un mar de emociones en su cabeza. Es evidente que la situación mundial no solamente es preocupante, si no también el hecho de que mi compañero no recuerda absolutamente nada de su vida, antes de mi.

— Lo siento, Glýka. Estoy bien —, concluye e intenta sonreír, pero lo conozco lo suficiente para saber que está siendo un caballero.

Llevo mis manos a ese mechón que me ha estado dejando sin aliento y lo aliso con el resto de su cabello. A pesar de ser al menos dos veces más grande que yo, en muchas ocasiones Harry parece tan solo un niño.

— Habla conmigo, cielo. Dime que es lo que te perturba —, murmuro, no quiero arruinar el momento, pero el silencio es ensordecedor cuando se llenan utensilios arrastrándose y el corazón palpitante de una angustia sin resolver.

— Creo estar recordando cosas, leves. La mayoría no tienen sentido pero —, cierra sus ojos y aquella mueca de dolor que he visto últimamente en él, vuelve. Paso mi pulgar por su frente e intentó aliviar la tensión, el besa la mía y allí nos quedamos, solo un segundo, escuchando la suave respiración y el sonido de la lluvia que parece estar musicalizando mis ultimas semanas.

— Todo va a estar bien, es algo bueno. Se que ahora parece que nada tiene sentido, pero pronto recuperaras todo por completo y sabrás quien eres. —, murmuro, aunque con miedo, alejándome para perderme en sus ojos.

Bajo mi tacto por su rostro. Es mas hermoso que cualquier persona que he conocido, su piel es suave y tersa mientras llego a su barbilla, acercándolo a mi para besar su dulce boca.

— Tengo miedo —, susurra y entonces abro mis ojos, encontrando aquel sentimiento en sus ojos.

— ¿De que?

— De que no me guste la persona que en realidad soy —, murmura y la angustia se atora en mi garganta como un trago mal tomado.

— Para mi siempre serás este hombre, enfrente de mi—, le menciono, porque es así.

— Solo quiero ser este hombre, frente de ti. —, susurra y vuelve a besar mi frente, dejándome con más dudas que certezas. 

No me atrevo a hablar más. Su atención vuelve a el plato y parece que la escena se ha reiniciado porque aquel mechón vuelve a caer en su frente y una vez más el hombre se pierde en sus pensamiento, sin embargo esta vez sostiene con su mano libre, la mía, acariciándome silenciosamente en el mar inestable de su mente.

Cuando hemos terminado de jugar con la cena, ninguno ha probado un bocado desde esa charla. Harry enciende la tele y entonces coloca una película que parece haberle gustado. "The notebook" es una de las mejores películas de la existencia humana, así que no me quejo, al contrario, recuesto mi cabeza en su pecho y él me envuelve con la manta azul que parece conservar su aroma.

Una vez más sus labios caen en mi frente y en mi rostro. Sus brazos están firmes a mi alrededor y me pregunto si está prestando atención a la película, porque soy consciente de sus ojos en mí desde el minuto uno.

Alzo mi rostro para verlo y encuentro sus ojos profundos. Acaricio con mi pulgar su pómulo y sus mejillas mientras me observa y una luz parece brillar en sus ojos, como si algo allí pareciera tener sentido en medio de tanta tormenta.

— ¿Estas si quiera prestando atención? —, murmuró, pero el me calla con un beso, así que no me quejo.

— Promételo.

Frunzo el ceño. No entiendo a que se refiere, sin embargo él parece entusiasmado con la idea de aquella promesa que encapsula algún tipo de esperanza en su mirada.

— Promete que no importa que es lo que recuerde, te quedaras conmigo, Glýka. —, sus ojos navegan entre los míos y me es inevitable no fruncir mi entrecejo.

No entiendo qué es lo que pasa por su mente. No entiendo cómo podría alguna vez alejarme de ese hombre. Es evidente que aun no entiende lo que el produce en mi, el poder que le he otorgado en mi. 

— No voy a alejarme, Harry, jamás. No al menos que tu me lo pidas o que seas un asesino serial —, él parece estar captando el humor, porque entonces se ríe y besa mis labios. Es un beso suave y profundo, mezclado con esa sonrisa que me ha regalado después de un día silencioso y amargo.

— No soy un asesino serial —, murmura y entonces comienzo a reírme en sus labios, porque es evidente que aun no entiende mi humor, incluso cuando creo que ya lo ha hecho. Sigue siendo una hoja en blanco. 

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⏰ Última actualización: Sep 10 ⏰

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Ocean eyes | Harry Styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora