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1.1. “How to tame a cat” 1.2. “Can a cat ever be tamed?” 1.3. “The cat's revenge”
Tus ojos se abrieron de golpe. Finalmente. El último día de la prohibición sexual auto impuesta finalmente había terminado.
Te volteaste y miraste a tu novio que todavía estaba profundamente dormido. Su comportamiento te sorprendió: Minho había suplicado durante los primeros días pero luego simplemente se rindió y aceptó su destino, sin volver a mencionarlo nunca más. Te preguntabas cómo era tan fácil para él renunciar al sexo de esa manera.
Ocultaste tu frustración lo mejor que pudiste; después de todo, era tu prohibición. Su comportamiento necesitaba ser castigado, pero la mayoría de las veces parecía que tú eras la que más sufría.
Minho abrió lentamente los ojos y sonrió suavemente. “Bebé, ¿estás despierta?” Te rodeó con sus brazos y te abrazó con fuerza. Las últimas dos semanas no sólo fueron escasas de sexo sino de todo tipo de contacto que fuera más allá de un beso. Minho se acurrucó contra ti y suspiró felizmente. “Me perdí esto. Te extrañé, y/n”
Las mariposas en tu estómago también se despertaron, convirtiéndote en un desastre en segundos. Dejó un beso en la parte superior de tu cabeza. “No volvamos a pelear así nunca más, por favor.”
“De acuerdo”, murmuraste mientras tus manos tocaban su cuerpo. Dios, extrañabas sentir sus abdominales cincelados. Echaste de menos tus dedos recorriendo su línea en V. Dejaste escapar un jadeo silencioso mientras tus dedos recorrían su bulto, ya duro como una piedra.
Minho inclinó tu rostro hacia arriba y te miró profundamente a los ojos. Podrías haber jurado que los viste brillar más de lo habitual. “No nos apresuremos, cariño. ¿Por qué no te invito a cenar esta noche y después de eso, continuamos donde lo dejamos hace dos semanas?”
Saltó de la cama y se fue a duchar mientras tú yacías alegremente en la cama.
La prohibición funcionó perfectamente, mira cuánto lo siente. Creo que fue una gran idea después de todo.
Música empoderadora sonaba a todo volumen en el estéreo mientras te preparabas para tu cita. Tomaste un largo baño de burbujas, te afeitaste todas partes y te aplicaste loción perfumada por todo el cuerpo. Estabas tan lista para esta noche. Tu cuerpo estaba cubierto con el vestido que más amaba, tu cuello rociado con el perfume más seductor mientras tu rostro estaba ligeramente teñido de diferentes colores. Te sentías como una diosa lista para ser adorada después de tanto tiempo. Minho tocó la puerta y entró lentamente.
