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La puerta de tu apartamento se abrió con un crujido y tu mejor amigo, Chan, asomó la cabeza por la puerta, esperando que no lo hubieras notado entrar. Empujó la puerta para abrirla lo suficiente como para que su cuerpo pudiera pasar. En sus manos había dos bolsas de bocadillos y bebidas al azar que sabía que te gustaban.
Un ruido repentino proveniente de tu dormitorio le hizo saber tu presencia. El chico de cabello rizado coloca silenciosamente las bolsas de plástico en la encimera de tu cocina antes de dirigirse a la puerta de tu dormitorio, la emoción llenando su cuerpo. A Chan siempre le ha encantado la forma en que sonreías, le encantaba aún más cuando él era la razón detrás de tu sonrisa.
Notó que la puerta ya estaba ligeramente abierta, así que extendió la mano hacia el pomo, con una suave sonrisa en los labios, pero justo cuando sus dedos rozaron el pomo, lo escuchó... un suave gemido de su nombre. La sonrisa que lucía con tanto orgullo desapareció, sus cejas se fruncieron con confusión. ‘¿Qué carajo fue eso?’, piensa Chan para sí mismo. Se acerca a la puerta y vuelve a escuchar el ruido. Ajusta su mirada a la ligera grieta, escanea la habitación en busca de ti. Allí te ve apoyada en tu cama apoyada contra el reposacabezas, con las rodillas dobladas y abiertas, sin ropa interior, con los dedos arrastrándose entre tus piernas mientras tu rostro se arrugaba de placer.
La sola vista hizo que una oleada de excitación fuera directo a la polla de Chan, su rostro se calentó por la situación en la que se encontraba. Chan sabe que debería mirar hacia otro lado, pero no puede hacerlo, no cuando gimoteas su nombre tan dulcemente. Joder, estás gimiendo su nombre. Chan se frota inconscientemente el bulto con la mano, mirándote a través de la puerta. Se siente como un pervertido, la culpa inunda su cuerpo, pero otro de tus gemidos lava esa culpa.
“Mmm, Chan” te quejas, con la cara enrojecida y el labio atrapado entre los dientes. No puede soportarlo más, Chan empuja la puerta suavemente y se apoya contra el marco “No es algo con lo que esperaba encontrarme.” Ladea la cabeza hacia un lado. Finalmente, al notar la presencia de tu mejor amigo, gritas y te pones pálida antes de agarrar una almohada cercana para cubrirte. Chan chasquea la lengua antes de acercarse a ti.
“Mierda, tú también estás en mi hoodie” Chan prácticamente gime, ahora que te ve bien, te ve con su sudadera negra, una que dejó aquí hace unos días “Vamos, no seas tímida, bebé, ¿qué le pasó a la chica que gemía mi nombre hace unos segundos?” Apartas la cara y evitas el contacto visual con él.
Chan te da un golpecito en la rodilla, tú lo miras de reojo mientras te ofrece una mirada, una mirada que te pregunta si lo que está haciendo está bien. Solo entonces te das cuenta de que su otra mano está quitando lentamente la almohada de tu regazo.
