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“Sssh, no hagas ningún ruido”, te advirtió Jeongin cuando notó que su amigo se movía detrás de ti en el sofá.
Estabas haciendo lo mejor que podías para no hacer ningún ruido, pero mientras los dedos de Jeongin entraban y salían de ti, te perdiste en el placer que te brindaba.
Sus dedos eran largos y tiernos, encontrando fácilmente tu entrada húmeda.
Te sostenía en su fuerte brazo mientras el otro te penetraba con fuerza. Podías sentir que te dolía pero no te importaba, no querías que se detuviera. Lo necesitabas. Gravemente.
Tus caderas comenzaron a balancearse automáticamente, todo tu cuerpo inclinándose hacia él.
Notaste a su amigo arrastrando los pies detrás de ti pero ya no te importó. Esto fue emocionante y estresante, estaba fuera de tu zona de confort.
Jeongin tenía una amplia sonrisa en sus labios, aunque no decía una palabra. Sus dedos se deslizaron dentro de ti más rápido, curveándose hacia adentro y golpeando todos los puntos correctos.
Apresuradamente, colocó sus labios sobre los tuyos mientras un gemido silencioso escapó de tus labios.
“Vas a despertarlos a todos, y/n.”, te advirtió con severidad.
“Oh, por favor, como si te importara.”, respondiste.
“¿Qué? ¿Quieres que te folle delante de todos ellos?”
“No sería la primera vez...”, murmuró de repente su amigo a tu lado.
Escondiste tu cabeza en el pecho de Jeongin, presa del pánico y avergonzada.
