13. Beautiful Boy

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Voltee hacia atrás y Hanna estaba en el suelo. De inmediato corrí hacia ella.

—¡Hanna!, ¿estás bien?— me hinqué con ella.

—Hay mira, otro maricon, pero de perdida este no esta vestido de mujer— dijo Leo mientras caminaba hacia nosotros.

Esta vez venia solo.

—Ay no puede ser, tu otra vez— me pare— ¿porque la empujaste Leo?, ella no te hace nada.

—El, querrás decir y siento satisfacción a la hora de golpear a las personas con esa enfermedad.

—No es una enfermedad y claro que no puedes ir golpeando a las personas nomas porque te parece satisfactorio.

—Claro que puedo, tú no eres nadie para decirme que puedo y no hacer— se comenzó acercar a mi.

Me causo demasiado enojo escuchar esas palabras, estaba muy molesto, obviamente tenía que aprovechar y hacerle algo.

El estaba pegado a mi y lo primero que hice fue agarrarle su pene y apretárselo fuertemente. Se lo apreté demasiado que hasta yo pude sentir el dolor.

—¡Alex!— se comenzó a agachar por el dolor.

En ese momento Hanna se levanto y le dio un puñetazo en el rostro, eso causó que cayera de espaldas.

Me acerqué a él y le comencé a dar patadas en la cabeza, mientras lo pateaba le decía, "esto es por todo lo que dices de las personas homosexuales".

Hanna también lo estaba golpeando, mientras le decía, "y no es una enfermedad, maldito estupido".

Listo Hanna, vamos, la tome de la mano y salimos corriendo.

Cuando estábamos llegando a otro pasillo, logre escuchar que el grito, "luego nos veremos maricones".

Siendo honesto, me daba miedo, y mas ahora con lo que acabo de hacer, aun mas me iba a querer golpear. Aparte el tiene muchos amigos fifes y si los junta, me matan, y yo solo tengo a mis amiguitas bonitas que sólo saben vestirse bien.

—Jamas creí que iba hacer esto— me dirigí a Hanna mientras seguíamos corriendo.

—Yo tampoco, le tengo miedo, pero era momento de hacer algo— me volteó a ver y me sonrió— te quiero agradecer por ser la única persona que me defiende de esos patanes, y por ser la persona que siempre quiere tener una platica conmigo, gracias Alex.

—Entre homosexuales hay que apoyarnos— le guiñe el ojo y le di un pequeño golpe en el hombro.

Me sonrió.

...

Ya estábamos saliendo de clases, yo y Sara estábamos afuera esperando a nuestros padres.

—Te tengo que contar algo que paso hoy— la volteé a ver.

—Cuenta. ¿Es sobre Nate?— me tomo de las manos.

—Nou, es sobre Leo.

—¡Ay Alex!, ¿No te acercaste a el cierto?— me soltó.

—No, no fue así, el se acercó a mi, bueno a nosotros.

—¿A quienes nosotros?— hizo una cara confundida.

—Ami y a Hanna. Te comenzaré a contar todo. 

Le comencé a contar todo lo sucedido.

—¡¿Que?!, ¿Tú, un chico pequeño gay, le pego a un chico gigante, fife?, no lo puedo creer.

—No solo yo, también Hanna. Yo tampoco puedo creer que le pegue al estupido ese. También que le agarre su paquete, se lo sentí muy grande.

—¿Y de perdida ya te lavaste las manos?.

El error mejor cometido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora