17. Are you in love?

28 15 64
                                    

¿Qué hace el aquí?— pensé.

Nate estaba abajo de mi ventana, traía puesta una pijama, también traía una mochila.

¿Se quedara a dormir en mi casa?.

—Nate, ya es muy noche, ¿qué haces aquí?— dije mientras asomaba mi cabeza para abajo.

—Hola Alexito, vine ya que me sentía solo en mi casa, lo siento, debí avisarte antes de venir— dijo mientras ponía una cara tierna.

ℳ𝒶𝓁𝒹𝒾𝓉𝑜 𝒽𝑜𝓂𝒷𝓇𝑒 𝑔𝓊𝒶𝓅𝒾𝓈𝒾𝓂𝑜.

—No hay problema, espérame aquí, te pasaré una escalera, solo no hagas mucho ruido, porque si mi madre se entera me castiga más días.

Tenia una escalera en mi habitación ya que antes solía salirme en la noche a ver las estrellas, me recostaba abajo de un árbol y me relajaba bastante.

Tomé la escalera y la fui bajando poco a poco hasta que llego a la tierra.

—Sube con cuidado, no te vallas a lastimar— dije.

Entro a mi habitación y yo comencé a subir la escalera.

Solo espero que mi madre no se de cuenta ya que se enojaría bastante.

—¿Y que te trae por acá?— dije mientras cerraba la ventana.

—Vine a ver si me podía quedar en tu casa, no hay nadie en casa y no quiero quedarme
solo— respondió.

Quien lo viera, tan grande y tan miedoso, o quizás solo quiere dormir conmigo. Una de dos.

—Claro, no hay problema, esta es tu casa, tú puedes quedarte cuando quieras. Pero si mi mamá llega corre al baño o aviéntate al suelo para que no te mire.

—En la mañana tendrás que bajarte por la escalera y tocar la puerta principal para que mi mamá piense que viniste por mi— dije.

—Va, a sus órdenes caballero— dijo mientras ponía su mano derecha firme en la frente.

—Pero hay un problema— bajo su mano— no traje mi auto, ¿y como nos iremos?.

—Porqué si vine a tu casa eso significa que yo te llevaré a la escuela— dijo.

—Tengo varias bicicletas, nos podemos ir en
ellas— respondí.

—Si no tendré que llamar a mi ex chofer que me traiga mi auto.

—¿Tienes chofer?— pregunte.

—Si tengo, pero casi nunca anda conmigo, ya que a mi gusta manejar y no me gusta que el sepa dónde ando. Solo hace su trabajo cuando tengo que ir a al trabajo de mi mamá, porque las personas pensarían mal que un joven menor de edad maneje.

—Comprendo.

Después de esa platica comenzó haber un silencio muy incómodo.

—Tendremos que compartir la cama— dije rompiendo el incómodo silencio que nos envolvía.

—Ese no es un problema— respondió levantando la mirada hacía mi.

Con mi corazón latiendo con fuerza, nos acostamos juntos en la cama, manteniendo una distancia incómoda entre nosotros. Sin embargo, conforme pasaban los minutos, el calor compartido y el aroma familiar de su piel comenzaron a calmar mis nervios.

—¿Estás bien? —preguntó Nate, notando la tensión en mis hombros.

—Sí, solo... es extraño estar así juntos —confesé, finalmente reuniendo el valor para mirar a los ojos a Nate.

El error mejor cometido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora