Capítulo 38

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Capítulo 38

>>Valentina<<

Por algún motivo que en ese momento desconocía en uno de los tantos paseos por Paris me detuve en una joyería en la que me gustó demasiado un hermoso anillo. No tenía pensado pedirle matrimonio, evidentemente llevábamos poco tiempo juntas, ni siquiera compartíamos departamento pero, cuando Luna me preguntó si me gustaría ser su mamá, comprendí que era el momento ideal para hacerlo.

Antes de partir hacía el cementerio aproveché que Priscila estaba bañando a Lunita para buscar en mi maleta la cajita negra de terciopelo, saqué el anillo para guardarlo en el bolsillo de mi pantalón y cuando estuvieron listas salimos hacía el lugar que sería testigo de la improvisada propuesta.

Al llegar, primeramente quise agradecerle a Natasha por permitirme tener una familia tan hermosa ya que sin ella estaba segura que jamás hubiera conocido a las dos personas que más amaba en este mundo. En cuanto Luna me abrazó al escuchar las palabras que dije sobre ella quise informarle lo que haría

- Te acordás que hace un tiempo me contaste que querías que tu mami se casara – susurré manteniendo el abrazo y ella asintió - ¿Te gustaría que fuera yo quien se case con ella?

- ¿En serio? – cuestionó en el mismo tono bajo

- Sí, quiero casarme con ella – la aparté para mirar esos ojos azules que brillaban demasiado - ¿Te parece bien?

- Me gustaría mucho, mamá – volví a abrazarla al escuchar como por primera vez me llamaba de esa manera – Te amo mucho

- Y yo a vos, princesa hermosa

Cuando la pequeña se apartó clavé mis ojos en la mujer que amaba, ella sonreía entre lágrimas y eso hizo palpitar con fuerza mi corazón haciéndome saber que estaba por hacer lo correcto

- Por ultimo Natasha – le hablé a su mejor amiga a pesar de no apartar mis ojos de esas orbes café – Quiero decirte que voy a cuidar de Priscila, voy a hacer que cada día en su rostro este esa preciosa sonrisa

Me arrodillé metiendo la mano en el bolsillo de mi pantalón, al tener la argolla entre mis dedos levanté una de las rodillas quedando hincada solo en una y extendí mi brazo enseñándole el anillo que contenía un pequeño pero bonito diamante

- Sé que no llevamos demasiado tiempo juntas pero no necesito más para saber que sos el amor de mi vida – sonreí al verla paralizada frente a mí – Quiero tenerte a mi lado hasta el fin de mis días – mi pequeña saltaba por la felicidad que le ocasionaba ver mi propuesta - ¿Te gustaría que uniéramos nuestros caminos por completo? – al notar que no reaccionaba le acerqué un poco más el anillo - ¿Aceptarías ser mi esposa?

- Valen... - murmuró para luego cubrir su rostro – ¡No puedo creerlo! – iba a ponerme de pie al preocuparme por sus palabras pero cuando liberó su hermosa cara permitiéndome ver esa radiante sonrisa supe su respuesta – Si, me encantaría ser tu esposa

Dulce AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora