[Secreto]

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Kanae no pensó en el momento en el que decidió usarse a sí misma como amortiguador para que su hermanita no saliera lastimada cuando cayeran contra el suelo, pero estaba decidida a ello, y de la nada experimentó por primera vez en su vida un poder sin parangón circulando por todo su cuerpo igual que como la sangre por las venas. Pero luego sintió mucho dolor cuando se rompió las piernas al tocar el suelo, aunque también alivio ya que su hermanita no sufrió daños, y al final... Nada.

Absolutamente nada, sin dolor o algún otro tipo de sensación en su cuerpo, como sí se hubiera separado de una manera espiritual de este último, similar a un fantasma. Veía todo en negro, pero de la nada logró sentir algo, el suave tacto del césped rozando sus piernas y cuello. Luego su visión se aclaró siendo lo primero que ve un cielo completamente oscurecido sin estrellas.

-Kanae: ¿Donde estoy? (preguntó a sí misma muy confundida)

La niña Midoriya se puso lentamente de pie dándose cuenta de que se encontraba en mitad de un extenso prado carente de luz, además se percató de que llevaba puesta su yukata verde que usa para dormir y no traía calcetines ni zapatos, de ahí el por que sentía el césped.

-Kanae: ¡¿Hola?! ¡¿Abuelita?! ¡¿Shinobu?! ¡¿Hay alguien aquí?! (preguntaba lo mas alto posible esperando que hubiera alguien cerca, pero no hubo nadie)

Al no haber ninguna otra persona cerca además de ella misma, decidió avanzar con la finalidad de salir de este extraño y misterioso lugar, mas sin importar cuanto tiempo caminara en línea recta, el oscuro prado parecía no tener fin y que no hubiera siquiera una mínima brisa de viento solo aumentaba su incomodidad.

Reconoce que el lugar le daba un poco de miedo, pero también percibía una ligera familiaridad como sí ya hubiera estado aquí antes. De repente, avistó a lo lejos una figura femenina por lo que Kanae se acercó a ella notando que se trataba de una mujer adulta de larga cabellera negra con dos horquillas en forma de mariposa iguales a las suyas, vestía un kimono verde oscuro con patrones de flores, dicha mujer se encontraba de espaldas haciendo que no se viera su rostro.

-Kanae: Disculpe, señorita, ¿puede ayudarme? Creo que estoy pérdida y no hay nadie mas aquí excepto nosotras (decía a la misteriosa mujer que solo la ignoró avanzando al frente) Espere, no se vaya (pidió siguiéndola)

La mujer era demasiado rápida para Kanae a pesar de que estaba caminando mientras la niña corría para alcanzarla, aunque al final acabó dando un paso en falso haciendo que se tropezara de cara contra el césped, y al levantar la mirada se percató de que la mujer desapareció.

-Kanae: ¿Señorita? ¿a donde fue? (preguntaba buscándola a su alrededor mientras se levantaba y se sacudía los pedazos de hierba de su yukata)

Como había perdido de vista a la única persona que podría haberla ayudado, Kanae estaba a punto de llorar por creer que nunca podría salir de aquí. No obstante, un fuerte resplandor de color rosa se hizo presente e iluminó el campo de hierba.

-Kanae: ¿Que es eso? (cubriendo sus ojos con sus brazos para evitar quedarse ciega por la luz)

Se acostumbró a la brillante luz rosado al cabo de un tiempo y al mirar se que anonadada en el momento en que vio que causaba dicho resplandor.

Se acostumbró a la brillante luz rosado al cabo de un tiempo y al mirar se que anonadada en el momento en que vio que causaba dicho resplandor

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La Espadachín de la FlorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora