Desde que era una niña eh soñado con vivir en un mundo mejor en el que todos pudieran vivir de una manera pacífica y sin temor alguno, pero desafortunadamente existen seres que obstruyen el camino a un mañana mejor que el ayer. Juro que me enfrentar...
El tiempo pasa transcurre tan rápido cuando menos se piensa en él y creyendo que el presente durará por siempre, pero esa es solo una fantasía inmadura. Ya que han transcurrido siete largos años desde que Kanae Midoriya se unió al cuerpo de exterminio de demonios cuando tenía trece años, ya no era mas una adolescente si no una señorita de veinte años. Actualmente la joven se encontraba caminando por los bellos senderos rurales del campo a paso tranquilo a pesar de que el semblante en su rostro no transmitía dicha emoción ya que parecía estar ansiosa.
-Kanae: Ya casi llego al cuartel general. Espero que la reunión no sea muy larga (dijo mirando al cielo)
Durante estos últimos años Kanae había estado subiendo de rango muy rápido entre los demás cazadores mientras mas misiones asignadas cumplía. Cuando tuvo diecisiete fue nombrada Hashira de la flor, llamada así por su arte de combate con el mismo nombre, pero no es la única con ese puesto ya que también está el Hashira de la roca, el del sonido, el del agua y por último el del viento, el cuál se les unió recientemente. Lo bueno es que todos ellos son sus amigos y son bastante confiables.
Pensar en volver a encontrarse sus amigos la hacía sentir mejor y olvidar su ansiedad aunque fuera por un breve período de tiempo que apreciaba. Hasta que sin darse cuenta avistó una gran mansión de estilo tradicional cerca de su posición y su ansiedad volvió a atormentarla ya que ese era justo el lugar al que Kanae se dirigía, el cuartel general de los cazadores de demonios.
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Kanae se acercó a la edificación al no tener otra opción, mas se detuvo enfrente del portón para después tomarse un minuto en inhalar y exhalar profundamente como método de calma.
-Kanae: Solo sonríe, saluda a los chicos, pregúntales como les ha ido por cortesía y mantén la boquita cerrada si no te habla ti. Vas a estar bien (se decía a sí misma intentando relajarse y no verse tensa)
Mantuvo su sonrisa amigable típica e ingresó al lugar que tanta incomodidad le causaba, fue al patio atrás de la mansión donde no tardó en encontrarse con el primero de sus cuatro amigos, el Hashira del sonido.
-Kanae: Uzui. Hola (saludó amigable llamando la atención del mencionado)
-Uzui: Ese soy yo. Que onda, Midoriya (correspondió al saludo a su manera estando tranquilo y se señalaba)
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