Antes de perderte - Duki

5. Al Borde del Cumplimiento

Estaba en mi casa, manteniendo una conversación por WhatsApp con Candela. Agregué su número la noche anterior, cuando apenas había regresado a casa tras pasar un largo tiempo en lo de Camila. La cálida sensación de volver a estar en contacto con Candela me reconfortaba después de tanto tiempo.

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Cande

23/06/2022

Hola Candela

soy Sarah, ya te agregué al WhatsApp

Buenos días Sarah!

Llegaste bien a casa?

sí, gracias x preguntar

como están vos y tú mamá??

Bien, bien

Y decíme, ya te decidiste para venir el 24??

Decíme k sí, por favor

me decidí ayer a la noche

acepto la invitación, pero q quede claro q aún tengo dudas

Te juro k no t vas a arrepentir!!!

Ahora llamo a mi mamá para decirselo

bueno

hablalo con tu mamá y más tarde me dicen más detallado a q hora y eso

Dale, luego te escribo y t cuento

okkk

chau linda!

chauu

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Después de pasar un tiempo con Sandra y Candela, decidí dirigirme a casa de Camila para compartir con ella todos los detalles de nuestro encuentro. Además, dado que ya me encontraba en la capital, no me suponía ningún esfuerzo adicional hacer una parada en su casa.

Al llegar, fui recibida por Camila con un abrazo. Su mirada captó mi sonrisa radiante y mi expresión de alegría, indicándole que todo había salido como esperaba. Nos acomodamos en el acogedor sillón del living y, con gesto amable, Camila me cedió la palabra para que comenzara a explicarle con detalle como fue.

Hablé sobre la mesa repleta de comida y, por supuesto, mencioné lo mucho que les habían gustado las donas preparadas por su mamá. Continué explicándole que nos pusimos al día compartiendo nuestras experiencias recientes y que todo iba bien hasta que Sandra recibió una llamada de la organizadora del cumpleaños de Duki, momento en el que la tensión se apoderó de la situación.

Recuerdo cómo Camila me miraba con atención, con esa curiosidad característica que siempre la distinguía, ansiosa por saber cómo continuaba la historia. Su expresión de sorpresa fue evidente cuando le mencioné que Sandra me había preguntado sin remordimientos si tenía algún problema con su hijo.

Después de relatarle lo sucedido, le conté sobre nuestra conversación y lo que habíamos acordado. Le confesé que me sentía indecisa, atrapada entre el deseo de aceptar para cumplir con la promesa que tanto había significado para mí durante todos estos años, y el miedo a lo desconocido que traía consigo esa decisión.