12. Tensión de Madrugada

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Era domingo, se suponia que hoy a la madrugada llegaba Agustín de Mar del Plata. Pero no sé si estaba contenta por ello. Temía que hubiese pasado algo.

No dejé de pensar en todoo el fin de semana sobre el mensaje de Alicia y las fotos del boliche. Era obvio que algo pasaba y que Agus me había mentido, pero no quería sacar conclusiones apresuradas.



Ayer no me animé a escribirle a Camila, aunque necesitaba hablar con mi mejor amiga. Había algo que me frenaba, una especie de bloqueo emocional que no me dejaba dar el primer paso. 


Esa noche, me acurruqué en el sillón, intentando distraerme con mi serie favorita. Los colores y las voces en la pantalla eran un intento desesperado por llenar el vacío que sentía por dentro.

Mientras tanto, esperaba que llegara la comida que había pedido a domicilio para cenar, una rutina que últimamente se había vuelto demasiado frecuente.



Después de unos 15 minutos, el timbre sonó, interrumpiendo mi escape temporal.

Era obvio que había llegado mi cena, y aunque debería haberme sentido aliviada, solo sentí una especie de resignación. Sabía que no estaba bien depender tanto de la comida a domicilio en lugar de cocinar algo saludable, pero simplemente no tenía la energía. Sentía que estaba agotada, no solo físicamente, sino también emocionalmente.


Tomé la bolsa con la hamburguesa y la llevé al comedor. Le quité el envoltorio con una mezcla de apatía y anticipación. A pesar de todo, la hamburguesa se veía espectacular, con el queso derretido asomándose por los bordes del pan, y el olor... ese olor que me hizo darme cuenta de lo hambrienta que estaba.

Sabía que me la terminaría en un abrir y cerrar de ojos.


Mientras tomaba el primer bocado, me di cuenta de lo vacía que me sentía por dentro, incluso con la comida deliciosa en frente. No era solo el hambre lo que tenía que saciar; había algo más profundo, algo que ni siquiera una hamburguesa perfecta podría llenar.



Mientras masticaba un par de papas fritas, decidí revisar mi celular para matar el tiempo. Me había llegado una notificación un par de minutos atrás.

Sin pensar demasiado, cliqueé en la notificación, pero lo hice tan rápido que ni siquiera me di cuenta de lo que era.

De repente, me encontré en Instagram, específicamente en un chat. Mi celular me había redirigido directo a un mensaje.

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@alicia_xoxo

@alicia_xoxo: me había olvidado de lo bien k cogía mi ex

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Leí el mensaje una y otra vez, como si al hacerlo pudiera cambiar lo que decía.

Mis ojos se posaron en el nombre del usuario: Alicia. No podía creer que era ella, la ex de Agustín, quien me había escrito.

El contenido del mensaje me golpeó como un balde de agua fría, dejándome en shock.


Los latidos de mi corazón resonaban en mis oídos, fuertes y acelerados, como un tambor que marcaba el ritmo de mi creciente desesperación. ¿Qué significaba esto? ¿Por qué ahora? Las preguntas se creaban en mi mente, cada una más angustiante que la anterior.

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