8. Amor Inexistente

230 13 38
                                    

Me encontraba en el coche, de vuelta a casa de Cami luego de una noche larga y agotadora.

Aunque íbamos juntas, el trayecto transcurría en un silencio denso. Eran las 2 de la madrugada, y el cansancio y los tragos nos habían afectado notablemente. Sin embargo, la ausencia de palabras entre nosotras no se debía solo a eso; yo misma evitaba iniciar cualquier conversación.

Cami intuía que algo no andaba bien, pero optó por no presionarme hasta llegar a casa.

En mi interior, afrontaba una batalla conmigo misma. ¿Por qué no se lo había dicho antes? ¿Cómo pude permitir que se acercara tanto, sabiendo mis sentimientos? ¿Qué clase de "sorpresa" mediocre le había dado en su fiesta de cumpleaños?

Me sentía profundamente insuficiente, no solo por lo sucedido con Mauro, sino también por haber estado al borde de serle infiel a Agustín, mi actual pareja.



Finalmente llegamos a su casa. 

Cami rebuscó en su bolso en busca de las llaves, y durante ese tiempo seguimos en silencio.

Después de un momento, encontró las llaves y abrió la puerta principal con rapidez. La calle en la madrugada nos recibía con un frío horrible.

Subimos las escaleras para llegar a su piso, y me detuve frente a la puerta, esperando a que ella abriera.

Con confianza, entré después de ella y me deshice de los incómodos zapatos. Mientras lo hacía, escuché la voz de mi mejor amiga provenir desde la cocina.

- Voy a hacer fideos instantáneos, ¿querés? -preguntó, bostezando entre medio de las palabras.

- No, gracias. Yo ya me voy a dormir. -respondí con desgana, pasando por la entrada de la cocina antes de dirigirme a la habitación de Cami.

- Eu,-escuché que me decía. Frené mis pasos- ¿Que pasó con Mauro? -me preguntó en cuanto estuve frente a mí.

- Nada... -intenté seguir mi camino, pero ella me detuvo.

- No mintás, te conozco. Después de hablar con él estuviste muy rara y me pediste de irnos. -puse los ojos en blanco y bufé- No pongas esa cara que solo quiero saber que pasó, Sarah.

- ¿Si te lo digo me dejas irme a dormir? -cedí, buscando una salida rápida.

- Si me lo decís, te dejo irte a dormir, pero lo hablamos mañana.-negoció conmigo, a lo cual accedí.

- Le conté a Mauro que... -ella me miraba fijamente a los ojos, inquieta por saber lo que pasó, mientras yo bajaba la mirada, jugando nerviosamente con mis uñas- Que estoy de novia con Agus justo cuando me quiso chapar.

Después de eso, noté la mirada sorprendida de Camila sobre mí. Rápidamente me escapé al cuarto antes de que pudiese hacerme más preguntas. No estaba de humor para conversaciones en ese momento.

Al dejarme caer sobre el colchón improvisado que yacía en el suelo, cubierto con sábanas para hacerlo más acogedor, sentí el frío en mis pies descalzos.

Cerré los ojos por un momento a pesar de la incomodidad de dormir sin pijama, no me importó en ese momento. Sin embargo, apenas estuve bajo las mantas durante unos segundos, me di cuenta de lo desagradable que era dormir con la ropa puesta.

Después de tomar uno de mis pijamas que solía dejar en la casa de Camila para noches como esta, me volví a acomodar bajo las mantas del colchón.

Todo lo que quería era sumergirme en un sueño profundo para aliviar el cansancio acumulado de la joda, pero la situación de esa noche me lo impedía.

Antes de perderte - DukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora