¿Todo Fue Un Sueño? (Fanfic) (Twilight)

Capitulo 18- Conversaciones y Pesadillas.

Bella POV:

Mi corazón palpitaba tan fuerte que parecía querer salirse de mi pecho, mientras mis manos se aferraban a la toalla, que era la única cosa que cubría mi cuerpo desnudo. Podía sentir la sangre, subiendo de mi pecho a mi rostro, de pronto hacia demasiado calor aquí, aunque también podía sentir el frío sobre mi piel.

Sus ojos estaban llenos de asombro y su boca se abrió ligeramente mientras me observaba colgado de la ventana.

—Lo lamento yo… fui imprudente— Él se disculpó, mientras se preparaba para irse.

—¡Espera!— le detuve.—No te vayas, solo… solo, voltéate y me vestiré enseguida.

Él no parecía contento, pero hizo lo que le pedí. Busqué mi ropa interior y pijama y me la puse tan rápido como pude. Antes de decir algo me pregunté si debía avergonzarme de usar una pijama tan vieja y con varios agujeros, pero era la única que tenía a la mano y no iba a ponerme en labor de buscar alguna otra, de igual manera todas mis pijamas eran tan viejas como está.

—Ya, ya puedes voltear.— dije avergonzada, mientras alisaba la pijama arrugada con mis manos. No había servido de mucho.

—Lo siento yo… no debería haber entrado de esa forma.— se disculpó nuevamente, su tono de voz y su expresión eran tan culpables como si hubiera cometido el peor de los delitos.

—Está bien, fui yo quién te dijo que vinieras. Ahora, ¿Quieres entrar? Aún no es muy tarde, alguien podría verte colgado ahí.—dije mientras me sentaba en la orilla de la cama, la más cercana a la ventana.

—Claro— dijo en voz baja mientras entraba. Se quedó de pie a un lado de la ventana, se veía tan fuera de su ambiente aquí en mi habitación.

Aunque yo solo podía pensar en lo familiar que se sentía esto, él en mi habitación, en medio de la noche. Su frio abrazo haciendo mi noche más cálida, besos fríos, pero tan capaces de calentar un corazón. Hablando y discutiendo cosas tan comunes como la escuela o cosas tan significativas como la vida y la muerte, la inmortalidad. O solamente escuchándole tararear aquella preciosa canción de cuna que compuso para mí, hasta que el sueño me venciera, me sentí nostálgica pensando que talvez no podría escucharla en esta vida. Despertar en sus brazos, con su sonrisa y esos ojos que parecían ver a través de mi alma.

—¿Quieres que me vaya?— preguntó de repente. Arrancando mi mente de aquellos recuerdos acogedores.

—¡No! ¡Claro que no!— dije talvez más alto de lo que pretendía, me encogí un poco pensando que Charlie vendría, pero no escuché ningún movimiento abajo y la televisión todavía estaba encendida— Lo siento, me distraje por un instante, no te vayas.— dije en voz baja.

—No lo hago, solo parecías un poco incómoda— explicó mientras se encogía de hombros.

—Para nada, me encanta que estés aquí después de todo— le sonreí. Él me sonrió igual, mientras recorría la habitación con la mirada, su postura era tensa y sus músculos parecían rígidos. Debía estar haciendo un gran esfuerzo para estar aquí.—Pero si es demasiado para ti, no tienes que quedarte, se que es difícil con lo de la sed todo el tiempo.

—Es difícil, si, tú habitación está toda impregnada de ti, pero es mejor que vaya acostumbrándome a esto, ¿No crees?— preguntó y tuve que asentir tristemente.

—Si, es lo que hiciste en el sueño, te acostumbraste al dolor que sentías en mi presencia— murmuré apenada. Recordé que de verdad me había dicho que era cada vez menos terrible, y en mi propia ignorancia le había creído, hasta que tuve que enfrentar yo misma esa situación, ese dolor sordo en mi garganta y el ardor que nunca desaparecía.