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[🌼El AGUA PASAR SOBRE EL CUERPO DE LA fémina la hacía sentir tranquila, se encontraba debajo de una cascada aseandose, siendo observada bajo una mirada penetrante pero llena de amor hacia su esposa.
Adam se levantó de su lugar y llegó al lado de su mujer, tomándola de su cintura y empezando a tantear esa zona, sin preocuparse de la cálida agua mojando su cuerpo.
——Adam, amor mío——Giraste tu rostro topandote a tu amado, diste un suave beso en su comisura de los labios y te giraste para poder terminar de asearte y darle todo tu tiempo a tu esposo.
La fémina sin percatarse movía su cuerpo muy cerca, demasiado a la pelvis del hombre, este se estremeció y trato de calmarse, no sabía que era eso pero realmente se sentía.... Bien? No, esa no era la palabra, era un deseo sexual.
No lo sabía, pero esos simples roces no lo saciaban.
——Sucede algo cariño?——Preguntaste observando a tu esposo con un sonrojo en sus pómulos
——No, no sucede nada linda——Te sonrió
——De acuerdo——Giraste para volver a sentir el agua para ya salir de la cascada, tus pies tocaron el cesped y algunas florecillas, y gotas cayendo de ti.
Tomabas un poco de sol para secarte, también ayudando el aire a secar tus cabellos, era sorprendente como tu pelo no se dañaba por no tener ciertos cuidados, o se enredaba pero estabas agradecida de que no le sucediera a tu persona.
Pasaron algunos minutos y notabas algo distante a tu esposo, viendolo de reojo de vez en cuando y este apartaba y se notaba algo nervioso al toparse con tu mirada.
Llegaste a su lugar y besaste su mejilla.
——Te noto extraño
——Siendo sincero, noto una molestia en mi cuando te beso, se siente...bien?
Frunciste el ceño confusa y su parte baja se veía abultada detrás de las hojas que portaba, curiosa tanteaste la zona de tu esposo, tensandose ante tu toque.
——Te incomoda?——Preguntaste inocente
Nego, solo suspiraba o jadeaba de vez en cuando al pasar la mano cerca del glande.
En un movimiento rápido Adam te tiro al suelo, sin llegar a golpear tu cuerpo con el piso, poniéndose arriba de ti y masajear tus pechos.
Te sorprendiste y un jadeo salió de tus labios, tus pezones empezaban a sentir frío y estar un tanto duros, siendo apretados por los pulgares de tu amado. Siguió moviendo en círculos tus pezones erectos y guiarlos a su boca, uno por uno saboreandolos, sentias tu cara arder, un calor inmenso que empezaba a irse a tu zona baja, incomodada por cierta humedad.
