Capítulo diecinueve: Duele el amor

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Desde que [Tn] salió de casa con rumbo a la tienda, Sylvanna y Waleska habían decidido jugar a las cartas mientras esperaban por su regreso

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Desde que [Tn] salió de casa con rumbo a la tienda, Sylvanna y Waleska habían decidido jugar a las cartas mientras esperaban por su regreso.

Ambas se habían sentado sobre sus pantorrillas en la alfombra peluda de color negro, alrededor de la pequeña y redonda mesita de cristal y base de acero cromado acomodada en el centro de la reducida sala de estar.

Debido a la tardanza de [Tn], las mencionadas chicas incluso habían gastado bromas diciendo, que tal vez el mal sentido de la orientación de Zoro era una cosa contagiosa, y que lo más seguro era que ésta se hubiese perdido por allí.

Volvían a hacer alusión al tema cuando escucharon algunos pasos frente a la puerta. Era [Tn], que con la mano temblorosa introdujo la llave en la ranura que Waleska le había prestado, para que pudiera ingresar al apartamento cuando regresara de la tienda. La susodicha abrió la puerta, y tras cerrar, se apoyó de espaldas a ella.

—Hablando del diablo —bromeó Waleska—. No me digas que Sylvanna y yo teníamos razón, y en realidad sí te habías perdido a pocas calles de aquí —bajó la cabeza y tosió un par de veces cubriéndose la boca con el antebrazo, pese a que usaba su mascarilla desechable. Sylvanna comenzó a reírse de igual modo—. ¿[Tn]? —murmuró, girándose y estirando el cuello para ver a la susodicha sobre el alto espaldar del sofá.

Asimismo, Sylvanna se puso de rodillas para tener una amplia vista.

Las contagiosas risas de Sylvanna y Waleska se interrumpieron, como cuando de súbito alguien bajaba el volumen de la radio, ahora que notaban que su amiga veía al techo conteniendo la respiración.

—Oh cielos, [Tn] —murmuró Sylvanna, alarmada. Se levantó al igual que Waleska. Las dos rodearon el sillón para llegar a ella—. ¿Qué pasa? ¿Qué...?

—¡Dios mío, estás tan roja y sudada! —exclamó Waleska, cogiéndola de las mejillas y mirándola con detenimiento—. ¿Acaso has corrido el maratón?

—Sí, corrí —respondió [Tn] esforzándose por sonreír, pero sus enrojecidos ojos delataban su estado anímico.

—¿Cómo que corriste? —inquirió Sylvanna, confundida.

Y tal cual, [Tn] había corrido desde la zona de residencia de Zoro hasta el apartamento de Waleska, sin siquiera ver las calles que cruzaba con cero precaución por el tráfico en general.

Ni las sirenas de la ambulancia o las unidades de policía resonando por todo lo alto habían logrado despertarla de la pesadilla que revivía una y otra vez, en tanto corría como si su vida dependiera de ello.

No fue sino hasta tres calles antes de llegar a su destino, cuando apenas reaccionó dándose cuenta de que corría. Y no se habría enterado de nada sino hubiese sido porque estuvo a punto de ser atropellada por un coche blanco, cuyo claxon fue accionado con violencia tres veces a modo de protesta y advertencia. Sin mencionar la peineta que le hizo el conductor al tiempo que le escupía una blasfemia debido al descuido.

DEL LIENZO AL CORAZÓN ━━ [FINALIZADA] 《76》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora