Capítulo VIII

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Los ojos de la peliblanca observaban con asombro infantil el Playcare. Era precioso ... si no fuera por las manchas de sangre y los juguetes empalados que decoraban el lugar.

Por otro lado, Marie observaba el Playcare con profunda nostalgia: los recuerdos felices de su infancia como humana invadieron su mente.

Huggy miraba a las dos mujeres, viendo como cada una observaba el Playcare de forma distinta. El peludo azul notó decaida a la araña y se acercó a ella, frotando su mejilla peluda contra su hombro en un intento de consuelo.

- ¡Agh! ¡Huggy! ¡Para! ¡Estoy bien! - Maria trató de apartar al peluche, pero no pudo engañar al peludo azul ... sabía que no estaba bien y que necesitaba consuelo.

Sarai los miró sonriendo divertida ante los intentos de Marie por apartar al mono azul gigante.

Hasta que sonó el teléfono.

- Soy yo de nuevo, Ollie - la voz del pequeño se escuchó en el telefono en cuanto Sarai descolgó, - ¿Lindo lugar? Los niños vivían aquí ... míralo ahora, - la peliblanca alzó una ceja ante eso ... ¿por qué no se incluía así mismo en ese grupo?, - No importa ... ¿ves la estátua en el centro de la habitación? Ve a las escaleras que llevan debajo, hay una sala super genial que alimenta literalmente toda la guarderia ... te puedo dar una llave ahí abajo.

- ¡En un momento voy, chavalín! - exclamó Sarai ... la llave puede esperar, primero ¡a explorar!

Rápidamente se acercó a la estátua de las criaturas sonrientes y empezó a leer los carteles informativos de cada uno.

Hizo un pequeño berrinche al ver que el de Catnap era inaccesible por culpa de la estátua caída del gato ... le hubiera gustado escuchar la voz del minino.

Marie y Huggy se miraron entre sí preguntandose por la cordura de Sarai mientras que la peliblanca se enrrabietaba con una estátua.

Por otro lado, Saria con un gruñido se fue a ver el resto de los carteles ... y su cabreo se esfumó cuando vio el cartel parlante de un perro anaranjado.

- ¡PERRITO! - chilló acercándose para leer el cartel y presionando el botón para escuchar la voz de Dogday.

- Dogday dice ... ¡atrapa!

- Aw ... cosita, - se enterneció Sarai. Pero su felicidad duró poco al recordar las palabras de Ollie ...

De sus versiones vivientes solo quedaba Catnap ...

La peliblanca soltó un gemido de frustración mientras se dirigía a los otros parlantes ... ¡ella quería al perro gigante también!

Aun que se conformaba con el gatete.

Cuando terminó de leerlos todos, se alejó de la estátua y se dirigió hacia el mapa gigante del Playcare ... para poder ubicarse a futuro.

Cuando memorizó todas las locaciones, por fin, bajó las escaleras de la estátua, con Marie y Huggy siguiéndola de cerca.

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- Bien, tienes la llave ... - en cuanto se metió dicha llave en el bolsillo, Ollie volvió a llamar, - La pregunta que seguro os haceis es "¿A donde va?"...

- Sip ... es una muy buena pregunta, la verdad, - contestó la mujer mientras que acariciaba las almohadillas de las patitas de Goldie, derritiendo al peludo dorado.

- Bueno, volved para atrás, y encontrareis una puerta a la izquierda del teleférico que os trajo aquí abajo, - explicó el niño mientras que el grupo subía de vuelta las escaleras y se dirigía hacia dicha puerta.

El Ángel (Poppy Playtime fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora