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.Narrador.
.Smutt.

El castaño, recostado, completamente desnudo, apretando sus puños en la cama, recibe lo que sea por parte de el pelinegro, quien aún tiene toda su ropa, menos la camisa y le está dejando marcas por dónde se cruce en su cuerpo.

El menor, con sus ojos cerrados, deja que la boca de el mayor se apodere de su cuello y que su mano derecha rodee su miembro.

La mano de Iván va rápido, permitiendose escuchar cualquiera de los sonidos inevitables que suelta el de ojos verdes.

Las manos débiles de Rodrigo le rodean el cuello mientras es frenéticamente bombeado.

Gimiendo, jadeando, se muerde los labios.

"I-iván" Suspira agitado, esos suspiros y esas palabras que salen de esa boca se volvieron la debilidad del nombrado.

"¡Iván!" Grita en gemidos entrecortados, cuando le muerde un pezón. Sus dedos con lubricante se acercan a la intimidad de el bajo, mientras están en completo contacto visual. El pelinegro le corre el cabello de la cara e introduce dos dedos lentamente.

Los gemidos, suspiros de Rodrigo y el vergonzoso sonido de los dedos de Iván moviéndose dentro de él eran lo único que se escuchaba en la habitación.

Sus labios volvieron a juntarse, ahora en un beso suave. Mientras los dos dedos de el mayor aumentaban su velocidad, el beso era lento, sus labios casi rozandose y con un ritmo que hacía que pudieran sentir sus labios por completo. Terminándolo con una mordida en el labio inferior de Rodrigo.

Los dedos se retiraron lentamente, sacando un suspiro de Rodrigo, quien sabiendo lo que iba a pasar se aferró a la ancha espalda de el alto que se posicionó entre sus piernas, ya sin nada puesto.

Con concentración se colocó el condón y puso más lubricante en su extensión. Juntó sus labios de nuevo, agarrando su miembro para meter tan solo la punta, para que Rodrigo respiré agitado y trague saliva. Se apoyó en sus codos a los costados de Rodrigo, metiéndose lentamente.

Todo lo que antes les preocupaba como, son vírgenes, sus amigos podrían llegar, alguien los va a escuchar. Ya no importaba. Nada.

Las manos de Rodrigo lo apretaban fuertemente y lo rasguñaban mientras apretaba los dientes con fuerza y le empezaban a salir un poco de lágrimas.

- D-duele.- Le informó, casi sin voz, a el que se iba introduciendo cada vez más, suspirando entrecortadamente al sentir lo estrecho que estaba y tratando de no perder el control.

Paró, dejándolo que se acostumbrara. El castaño se quedaba casi sin aire de tanto que soltaba tratando de calmarse.

- Tranquilo.- Trató de calmarlo el mayor.
Bajó un poco para dejarle pequeños besos en la cara y bajar al cuello. El castaño tiro su cabeza hacia atrás y un poco inclinada, dejándole espacio en su cuello, ya regulando un poco su respiración.

Soltó un quejido y aflojó su agarre en la espalda de el pelinegro, acariciando sus hombros con sus manos temblorosas. - Seguí.- Tartamudeo.

Su boca se separó de su cuello y se fue adentrando más, solo había metido mucho menos de la mitad y mientras metía, ya con poco más de la mitad dentro escuchó un quejido y paró viéndolo a los ojos. Este tenía la boca entreabierta y los ojos humedecidos.

Lo miró desesperado y le empezó a dejar besos en el hombro, volviendo a susurrar un "Seguí" pero agregando un "porfavor" que hizo que Iván suspire.

•·.·"¿Y si lo intentamos?"·.·•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora