Rodrigo escuchó a lo lejos como su puerta era tocada con desesperación, haciendo que saliera de su mundo de sueños hasta que vió la hora por el reloj en su mesita, las 2:04 am resaltaban en rojo y frunció el ceño, ¿Quién estaba tocando a esa hora?
Se levantó a regañadientes, apartando las sábanas con algo de brusquedad de su cuerpo y caminando descalzo hasta la puerta, sintiendo un leve dolor de cabeza ante el brutal despierte.
-¡Voy, voy!-Gritó, quitando los seguros.
Lo que no esperó fue ver a Ivan del otro lado, con sus ojos llorosos y temblando ligeramente mientras sostenía a Camila entre sus brazos.
-Ivan, ¿Qué pasa? ¿Por qué estás así?-Se preocupó de manera inmediata, invitándolo a pasar, pero el contrario se negó.
-N-necesito ir al hospital, pero no puedo manejar, no encuentro mis llaves y esto es urgente.- Titubeó al decir aquello, con la mirada desenfocada mientras mecía a la bebé. No está respirando de manera correcta, le cuesta demasiado, tengo miedo, Rodrigo. Debo de ir al hospital, necesito saber lo que le pasa.
Rodrigo no perdió el tiempo para agarrar la chamarra que reposaba sobre el respaldo del sillón y las llaves de su automóvil antes de salir del departamento, sin importarle que haya olvidado sus pertenencias dentro. Se encaminaron al ascensor, teniendo suerte que se encontraba en su piso y entraron, Rodrigo mirando a la bebé en sus brazos.
-¿Qué es lo que tiene Camila?-Apartó levemente la cobijita de su rostro, percatándose de las respiraciones irregulares en su pecho, tomando una tonalidad rojiza sobre su rostro.
-No sé, desperté porque se encontraba llorando y me levanté pensado que tenía hambre o tenía que cambiar su pañal, pero cuando la ví tenía una tonalidad entre rojiza y morada, sus respiraciones no eran normales y entré en pánico, le cuesta respirar y no sé que hacer, necesito llevarla con su pediatra.-Explicó con ojos llorosos, asustado por su hija. Lo último que había esperado era despertarse y vivir aquello, sentía que su mundo se detenía por un momento, no podía respirar ni pensar hasta saber que su bebé se encontraba bien. -No encontré mis llaves del auto por ningún lado, mi celular no tiene saldo y mi billetera está con las llaves, solo pude pensar en ti, lo siento por despertarte.
Comprendió el grado de sus impulsos y casi se echó a llorar en ese momento, ¿Por qué pensó que era buena idea despertar a Rodrigo? Se encontraba cegado por el miedo, aún lo estaba mientras Rodrigo lo dirigía hasta su auto, asegurándose que se encontraba bien en el asiento trasero antes de partir del edificio hasta el hospital.
-Ivan, sé que lo que te pediré parece imposible, pero debes de escucharme. Ya estamos cerca, no tienes porqué temer por Camila porque la atenderán muy bien, trata de tranquilizarte para que puedas hablar con el doctor que la vaya a atender, Camila estará bien más pronto de lo que imaginas.-Habló, mirándolo por el espejo retrovisor mientras el contrario no apartaba la vista de su hija. Confía en mí, Camila estará bien.
-Tengo miedo, Rodrigo. Tengo tanto miedo por Camila, es tan vulnerable aún y es todo lo que tengo, no quiero que nada le pase. Confesó derramando un par de lágrimas, limpiándolas rápidamente con la manga de su suéter mientras levantaba la mirada, encontrándose con la de Rodrigo.
-Me tienes a mí, tienes a tu hermana, tienes a tus amigos y compañeros del trabajo, no estás solo y debes de aferrarte a ello. Le mostró una pequeña sonrisa, tratando de calmarlo.
Entraron al estacionamiento del hospital, dejándolo en la entrada mientras buscaba un espacio para poder dejar el automóvil. Ivan bajó con paso apresurado, la enfermera notando su expresión cuando se levantó de su asiento, su mirada cayendo a sus brazos.
-Necesito ayuda, mi bebé no está respirando como debe, me preocupa lo que tenga y no sé que hacer, por favor... Suplicó, la enfermera guiándolo por las puertas de urgencias mientras otros enfermeros se acercaban.
-Tranquilo, descubriremos que le ocurre a su bebé, confíe en nosotros. La enfermera le sonrió, tomando su hombro mientras dos doctores tomaban a su bebé, llevándola de manera apresurada a un consultorio. -Me encargaré de que esté bien, confíe que estará bien en nuestras manos, ¿Viene solo?
-N-no, vengo acompañado. Cuando perdió de vista a los doctores, se giró para mirarla. ¿Cree que sea grave?
-Probablemente tuvo algún problema al dormir, pero estaremos atendiéndola lo más pronto posible. No hay gente, por lo que nuestros doctores estarán revisándola ahora mismo para definir un diagnóstico. Tome asiento, le estaré informando lo que me informe el doctor.
-¿No puedo estar con ella?-Frunció el ceño, disgustado por ello.
La enfermera lo pensó por un momento.-Necesito que se tranquilice primero, veré que dicen los doctores y volveré a notificarle, pero si requiere de una intervención lo recomendable es que esté en la sala de espera.
Ivan se quedó helado al escuchar sus palabras, ¿Una intervención? Eso sonaba demasiado malo, pero antes de que dijera algo sintió un brazo rodearle el suyo, Rodrigo colocándose a su lado. La enfermera aprovechó y se retiró de ahí a paso apresurado, buscando a los doctores mientras los dos hombres la perdían de vista.
-¿Y si necesita una intervención? Eso suena tan... malo, no quiero que mi bebé sufra nada malo.
-No la necesitará, solo esperemos aquí.
El tiempo pasaba demasiado lento, el reloj no parecía avanzar y la enfermera no llegaba a su encuentro para cualquier novedad. Ivan se comenzaba a desesperar mientras Rodrigo trataba de mantenerlo en paz, hasta que vieron a la mujer acercarse junto con una doctora.
-Buenas noches, debe de ser el padre de la pequeña, ¿Verdad?-Cuando Ivan asintió, la mujer le tendió la mano.-Soy Alexis, atendí a su bebé. No debe de preocuparse, todo está bien con su bebé en estos momentos. Al parecer ingirió algo que le haya provocado una reacción alérgica, son muy raro los casos pero si hay, no son muy comúnes como con nosotros los adultos, pero Camila presentó una especie de erupción que le dificultó respirar como normalmente lo hace. No hay un pronóstico de lo que haya causado su alergía, pero si puede recordar todo lo que haya ingerido en el día, o hasta sus últimas horas de comida, eso puede ayudar mucho.
-Está tomando leche especial, el doctor me la recomendó mientras está en sus primeros meses ya que solo somos ella y yo, es lo único que le llego a dar para comer.-Murmuró con un deje confundido.
-A lo mejor la fórmula de la leche fue cambiada, cualquier mínimo cambio puede llevar este tipo de situaciones. Le daré una receta con medicamentos para que pueda mejorar su estado, su bebé se encuentra en estos momentos estable, no fue nada grave. Entiendo que se haya asustado, suele dar mucho miedo esta clase de cosas, pero reaccionó bien así que eso es admirable, si gusta seguirme para que pueda ver a su bebé mientras le doy las instrucciones de su cuidado en los próximos días.
-Claro, lo acompaño.-Asintió, girándose para ver a Rodrigo, el cual negó.
-Los estaré esperando aquí, no te preocupes.-Le sonrió.
-Gracias.-Le mostró una pequeña sonrisa de agradecimiento antes de ir detrás de el doctor, escuchando atentamente todo lo que le decía.
Rodrigo suspiró aliviado, agradeciendo a cualquier divinidad que le haya escuchado al rezar y pedir por el bienestar de Camila. Casi se echó a llorar en ese momento, pero no podía, no quería que Ivan lo viera en ese estado, suficiente susto tenía con Camila para también alterarlo él.
ESTÁS LEYENDO
Save my life - Rodrivan
RomanceDónde Ivan es abandonado por la mujer con la cual pensaba formar su vida entera en ella, dejándolo a cargo de una bebé recién nacida; o en dónde Rodrigo, su vecino del departamento 511, lo ayuda a cuidar a su pequeña bebé después de que la primera n...