Capítulo 17.

927 94 35
                                    

El departamento de Rodrigo se encontraba en completo silencio mientras los dos hombres observaban lo cómoda que Camila estaba durmiendo. Rodrigo se sentía nervioso, en espera de que Ivan dijera lo que tenía que decir, mortificándolo con su silencio mientras sentía que su corazón saldría de su pecho en cualquier momento a causa de los nervios.

-Rodrigo, ni siquiera sé por dónde iniciar.- Comenzó a hablar, pegando su espalda contra el sillón.

-No tienes qué apresurarte, estoy aquí para escuchar todo lo que tengas que decir.-Animó con un leve empujón en su hombro, sacándole una pequeña carcajada.

-Sobre lo que pasó en el museo... Ni siquiera sé qué decir, no sin que me malentiendas.-Cuando expresó aquello, Rodrigo sintió un mal sabor de boca al respecto.

¿Le diría que ya no podían verse? ¿Lo había incomodado? En su defensa, él había resistido a sus propios impulsos para acercarse a él, recordaba perfectamente que el azabache había sido quien lo tomó de la mano para besarlo, porque ese recuerdo lo estaba persiguiendo desde entonces. Sintió un leve rubor en sus mejillas, tratando de calmarlo mientras prestaba atención a lo que le decía.

-Habla, es mejor soltarlo todo.

Ivan torció la boca antes de hablar.-Cuando te invité por primera vez, fue porque sentía la necesidad de conocernos fuera de nuestros departamentos, pensaba que de esa manera podría tener una nueva perspectiva de nosotros. Cuando estaba terminando la cita, no quería irme porque me sentía demasiado bien a tu lado, pero cuando nos despedimos y luego me invitaste al museo, yo realmente me sentí feliz porque sabía que habría otra oportunidad para vernos, una que no quería desaprovechar.

-Si esa cita te llegó a incomodar, en verdad lo siento tanto. Solo pensé que sería bueno ir contigo porque de igual manera me sentí bien a tu lado, pero ahora que lo pienso no hubiera querido hacerte sentir presionado a aceptar o soportar estar ahí, ni siquiera te consulté si te gustaba ese tipo de eventos.

-Debo de admitir que soy malo para las exhibiciones de arte.-Confesó con una sonrisa, bajando la mirada.-Pero verte tan emocionado lo valió cada segundo, si eso significaba estar contigo y prestarte atención cuando me explicabas a detalle cada parte de la exhibición, realmente fue emocionante vivirlo. Entender esa parte de ti, verte desenvolverte en lo que te apasiona, pude notar sin problema cuánto amas el arte, como ese ambiente es para ti.

-Perdón, probablemente solo me la pasé parloteando con cosas que no entenderías, debí de quedarme más en silencio.

-No, Rodrigo.-No evitó que frunciera el ceño, buscando su mirada.-Cuando te ví de esa manera, comprendí que lo siguiente que anhelaba en mi vida era poder ver esa sonrisa, esa emoción que te envolvía, poder apreciarlo no solo una vez, sino poder vivirlo tantas veces me lo permitieras. Solo podía enfocarme en ti, mis ojos siempre están en ti, ¿Sabes lo que me hizo darme cuenta todo ello?

Cuando Rodrigo negó, pensando que le fallaría la voz si hablara, Ivan se giró lo suficiente para estar completamente frente suyo, alzando la mano para apartar el cabello que cubría su rostro, logrando que el contrario cerrara los ojos por inercia al sentir escalofríos recorrer su cuerpo.

-Estoy enamorado de ti, Rodrigo Carrera. Esto ya no se trata si somos buenos vecinos, si somos amigos, no se trata de una relación informal; cuando te besé, fue porque quería hacerlo y si sentía una mínima duda de mis sentimientos hacía ti, en ese preciso momento todo desapareció, solo podía pensar en que había querido eso por tanto tiempo sin siquiera darme cuenta que me volví adicto a sentirte, a anhelar tenerte conmigo. Esto no es algo que piense a corto plazo, tampoco pienso que simplemente es por comodidad, sino que realmente desarrollé sentimientos por ti, Rodrigo, y no sé si soy correspondido con la misma intensidad, pero no puedo pasar por alto todo lo que sucedió en el museo y lo que pasó después de ello.

Save my life - Rodrivan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora