Capítulo 24.

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Ivan sentía que apenas podía con su alma aquel día. Sin siquiera haber podido dormir por más de una hora, había cambiado a Camila con dificultad porque parecía que nada le estaba saliendo aquel día, inclusive se sintió con un pequeño dejá vu a cuando recién comenzaba a acostumbrarse a su nueva vida en aquel departamento.

-Ya estamos listos.-Susurró más para sí mismo, agarrando la pañalera y el portabebé antes de salir de su departamento.

Arregló su corbata antes de detenerse frente a la puerta del departamento de Rodrigo, soltando un suspiro antes de tocar. Camila aún se encontraba dormitando en el portabebé mientras el azabache esperaba poder ver al castaño antes de irse a trabajar; sin apetito alguno, prefería pasarse el desayuno pero no sin antes poder ver a su novio como ya era costumbre.

No recibió ninguna respuesta y frunció el ceño con confusión, tratando de escuchar algún sonido desde el interior del departamento. No consiguió reconocer nada, por lo que maniobró para sacar su celular y marcar el número de Rodrigo en espera de que pudiera contestarle, lo que nuevamente no sucedió para su suerte.

Cerró los ojos pensando si debía de ir al departamento de Pedro para ver si Rodrigo había pasado la noche ahí, pero no queriendo molestar decidió dirigirse al ascensor para emprender camino al trabajo. Una vez que llegara a la empresa, se aseguraría de mandarle un mensaje al castaño para preguntarle sobre cómo se encontraba, causando una pequeña espina de preocupación en su pecho. El camino fue apresurado, pero llegando a tiempo para la hora de checar y dejando a Camila en la guardería antes de dirigirse a su piso, procurando ver su reloj cada ciertos segundos como si de ello cambiara algo.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, caminó rápido hasta su cubículo, percibiendo las miradas curiosas de sus compañeros de trabajo; sobre todo la de Tomas, que apoyaba su barbilla sobre su puño, y Nicolas que se encontraba con sus brazos extendidos sobre el escritorio.

-Buenos días.-Saludó en un tono agobiante, tomando asiento.

-Buenos días, Ivan.-Saludó el mayor, observándolo.-¿Mañana agitada?

-No pude pegar el ojo en toda la noche, ni siquiera tomé algo para desayunar.-Trató de detener un bostezo, prendiendo la computadora.

-Es porque estás pensando en ello, ¿No? ¿Aún no hay una respuesta de tu hermana?- Nicolas cuestionó, observando toda la escena desde su cubículo.

-He estado al pendiente de lo que dice, lo último que se enteró es que una de las pruebas que tienen contra mí es mi relación con Rodrigo, pero no cree posible que eso afecte la decisión final. Probablemente la presentó para la última revisión de pruebas, que fue hace un par de días, ahora siguen esperando que den la fecha final para presentarnos y saber la resolución final de la custodía.

-Apuesto que estará a tu favor, tienes demasiadas pruebas que demuestran que deberías de ser el total responsable por la custodía de Camila, la resolución dará a favor para ti.-Lo alentó Tomas, sonriéndole.-Ahora a trabajar, acaba de llegar el jefe.

Cuando German pasó a sus costados, los tres lo saludaron con una reverencia antes de que entrara a su oficina, volviendo a sus trabajos como inicio del día, hasta que Ivan recibió un mensaje de Victoria a su celular, leyéndolo rápidamente.

Victoria:
Ivan, ya hay fecha para la decisión final. Te visitaré cuando salgas de trabajar para contarte todo lo que necesitas saber para esa fecha.

(...)

El sonido de un celular lo despertó, haciendo que se removiera por todo el sillón hasta que cayó al suelo en un estrepitoso ruido. Con un quejido de dolor, trató de desenrendarse de la cobija que cubría todo su cuerpo mientras su cabello se pegaba sobre su rostro, cubriendo también su vista; en medio de su desesperación, dejó de agitarse sobre el suelo mientras la paciencia volvía a su cuerpo, adaptándose a la iluminación de la sala.

Los recuerdos de la noche anterior abrumaron a Rodrigo, recordando cómo había llegado al departamento de Pedro llorando, y todo lo que sucedía después solo eran leves borrones. Su cabeza palpitaba debido a todo el llanto que había tenido antes de caer dormido, también su cuerpo picaba por estar usando la misma ropa sin haberse colocado su pijama habitual, y fue entonces que se percató de un detalle.

Luchando nuevamente por quitarse la cobija, lo consiguió antes de sentarse sobre el suelo y buscar a tientas su celular, encontrándolo a un par de metros de donde se encontraba y viendo sobre la pantalla un par de llamadas perdidas y unos mensajes entrantes de Ivan, alertándolo de inmediato.

-Maldición.-Murmuró entre dientes mientras desbloqueaba la pantalla, olvidándose por completo anoche de avisarle que pasaría a dormir en el departamento de su mejor amigo. También se sintió mal al recordar que debieron de haber desayunado juntos, ¿Lo había esperado? ¿Había desayunado solo? La prisa por saber lo que decían los mensajes lo abrumaba, en busca de alguna respuesta a la culpa que estaba sintiendo en esos momentos.

-¡Por fin contestas esa cosa!-Saltó en su lugar al escuchar la voz de su mejor amigo provenir detrás suyo, por el pasillo.-Temía que explotara por todos los mensajes y llamadas que estaban entrando.

-Solo estás exagerando.-Rodó los ojos, levantándose del suelo mientras aún mantenía la mirada fija en la pantalla.

-Lo sé, pero de igual manera, ¿Quién llama a las seis de la mañana? Debería de ser ilegal.- Se quejó, dirigiéndose hacía la cocina.

-Es a la hora que él se levanta para irse a trabajar... ¡Maldición, mi trabajo!-Recogió la cobija y la colocó de manera desordenada sobre el sillón, viendo la hora en su celular.-Tampoco llegaré al trabajo, es demasiado tarde.

-¿Quieres que te lleve? O, ¿Quieres que te prepare el desayuno?-Cuestionó Pedro mientras veía a su amigo ser un completo desastre, sin saber a dónde correr ni qué hacer a mitad de su sala.

-No, eso me quitará tiempo, tengo que irme ahora.- Negó, guardando su celular en su bolsillo antes de caminar hasta la salida del departamento.

-Rodri, recuerda limpiarte el rostro siquiera, aún tienes rastro de haber llorado, cámbiate de ropa antes de irte, tienes que ir presentable al trabajo.

-¡Anotado! Muchas gracias, Pedro.-Gritó, saliendo del departamento con paso apresurado.

Cruzó el pasillo hasta su puerta, quitando el seguro para iniciar su carrera de alistarse en un tiempo récord. Ya estaba atrasado alrededor de una hora y media, ni siquiera pensaba en arreglarse como siempre lo hace, por lo que entró al baño para despojarse de su ropa que se encontraba arrugada para cambiarla por un conjunto nuevo. Se vió al espejo y acató la orden de Pedro sobre limpiarse el rostro, eliminando cualquier rastro de lágrimas o inclusive de su reciente sueño, buscando su loción para aplicarse mientras se dirigía de nuevo a su habitación para terminar de juntar sus pertenencias antes de salir hacía el trabajo.

Estaba tan sumergido en apurarse que por poco pasó por alto el nuevo mensaje que entró a su celular, pasmándolo a tal grado que tuvo que apoyarse en el tocador de su habitación mientras leía con atención.

Ivi:
Victoria ya tiene la fecha para el cierre del juicio.

Con un nuevo temor abordando su cuerpo, sabía que el tiempo se les había acabado y solo era cuestión de esperar el mejor de los escenarios.

Save my life - Rodrivan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora