Capítulo 11

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Rodrigo podría estar corriendo un maratón en ese momento de lo emocionado que se encontraba frente a su puerta. Había llegado el esperado día de su cita con Ivan y miraba la hora de su celular en espera a que fuera la hora en punto para salir y encontrarse de manera casual frente a sus puertas. Todo el día había sido una maraña de nervios para él, inclusive Pedro tuvo que visitarlo nuevamente para ayudarle a elegir su atuendo de aquel día porque nada le convencía, otra vez.

Sabía que era muy probable que tuviera harto a su amigo, inclusive él mismo se aborrecía porque, demonios, ¿Acaso volvía a la adolescencia cuando un chico que le gustaba lo invitaba a salir? Era un persona adulta, se suponía que había dejado esa clase de emociones atrás y actuaba con madurez, pero tan pronto como Ivan lo había invitado a salir no había pegado el ojo noche tras noche pensando en los mil y un escenarios posibles de su cita.

Cuando su reloj marcó la hora en punto, se acomodó la chaqueta una última vez antes de abrir la puerta y sorprenderse cuando vió como Ivan alzaba la mano para tocar con sus nudillos, mientras que a un costado suyo llevaba en el portabebés a Camila, entretenida con un peluche entre sus manitas.

-Oh, hola Rodri.-Ivan sonrió, bajando su mano de manera rápida.

-Hola, Ivi.-Se inclinó para estar a la altura de la bebé, la cual sonrió al verlo.-Hola, pequeña Camila.

El contrario los miró enternecido.-¿Listo para irnos?

Rodrigo asintió, saliendo del departamento y caminando detrás de Ivan hacía el ascensor. Bajaron hasta la planta del estacionamiento, mirando a los dos automóviles con ciertas intriga.

-¿Iremos por separado o...?

-Oh, pensaba que podríamos ir en mi auto, si no te parece mal.-Señaló su automóvil, quitándole la alarma. Si te estoy invitando, soy quien se hará cargo de todo.

Rodrigo se quedó sin palabras, un leve rubor cubriendo su rostro antes de caminar hasta el asiento del pasajero, donde Ivan le abrió la puerta sin percatarse de aquel detalle hasta que la cerró y fue al asiento trasero para instalar a Camila de manera segura, sobreanalizando la situación. ¿Había estado bien que le abriera la puerta? ¿Debería de hacerlo cuando llegaran al restaurante también? Dios, debería de relajarse o antes de siquiera llegar estaría más que nervioso y titubeando.

Una vez que se aseguró que la bebé estuviera bien desde su asiento, subió a su lugar y acomodó el espejo retrovisor antes de prender el auto y salir del estacionamiento. Estiró la mano para prender el radio, diciéndole a Rodrigo que podría escoger una estación mientras se dirigían a su destino, fundiéndose en una trivial charla sobre la música actual y la de sus días de juventud, teniendo una terrible comparación en sus tiempos. Estaban de acuerdo que la música no se comparaba con la de sus días de secundaría, la cual disfrutaban cantar en los karaokes saliendo de clases.

Cuando Rodrigo encontró una de esas canciones que tanto habían disfrutado cantar en su adolescencia, no dudó en subirle más el volúmen y comenzar a cantarla, haciendo un dúo con Ivan al ver una canción con colaboración. Estaban perfectamente sincronizados con el papel que les tocaba desarrollar, metiéndose en el papel del personaje mientras reían por la actuación del otro; Camila los veía desde atrás, sacudiendo sus manitas y piecitos al ver el gran ambiente que había en la parte de enfrente del auto.

Terminaron con una pista de guitarra eléctrica justo cuando Ivan entró al estacionamiento del lugar, bajando el volumen cuando terminó y sonriendo por el pequeño concierto que habían ofrecido. Halagaron sus magníficas voces juntas e Ivan se precipitó a salir primero, abriéndole nuevamente la puerta a Rodrigo para luego bajar a Camila en su portabebés.

Save my life - Rodrivan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora