Capitulo 23

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El día fue normal. Hasta el momento nadie los había molestado y aquello era bueno, o eso pensó la rubia, hasta que llegaron a la cafetería durante la hora del almuerzo.

Llevaba la mochila en su espalda y hablaba con Jetziel, intentando distraerlo por si se encontraban con Alex.

Alondra no había parado de sonreír en todo el día.

—Nosotras buscamos la comida y ustedes dos cuiden la mesa—les dijo Lucia guiñándole a Jetziel, se fue con Nora, dejándolos a ellos dos.

—Bueno ¿Sabías que, según Nora, Robert besa con lengua? —preguntó mientras se sentaban en una de las mesas, Jetziel la miró alzando una ceja.

—Ya se lo que intentas hacer, Alo—dijo acomodando sus brazos sobre la mesa, Alondra abrió los ojos.

—¿Ah si? Porque hablo enserio, es la palabra de la pelirroja contra la nuestra.

—Descuida... yo aún no le he visto y cuando lo haga... igual lo voy a ignorar—dijo bajando el rostro y Alondra lo hizo alzarlo, sujetándolo por la barbilla.

—Ambos sabemos que esa es una gran mentira—dijo viendo como su amigo rodaba los ojos—. El es un imbécil.

—Si, es un imbécil—repitió Jetziel, sonriendo.

Durante estos meses Jetziel le había hablado sobre Alex y habían tomado como terapia decir que era un imbécil, cada vez que se sintiera mal.

Hablaron durante un rato, hasta que sintió la voz de Austin en su oreja.

—Hola, rarita—saludó, rodeándole el cuello fuertemente con el brazo, Alondra tosió varias veces—. ¿No te gustaría comer con nosotros?

—No... suéltame—dijo apretándole el brazo, pero Austin no la soltaba.

—Déjala—Jetziel le dijo levantándose y queriendo darle un puño.

—Vamos, López. Todos te esperan—agregó el chico, levantándose y arrastrando a Alondra con él, la rubia parecía necesitar con urgencia respirar mientras la llevaban a la mesa.

—¡Oye!—le gritó Jetziel y los siguió.

—Aquí estamos—dijo Austin sentando a Alondra en la silla, junto a Luis, aun rodeando el cuello de la chica.

—¡Alondra, que sorpresa!—dijo Luis riendo, al ver el rostro púrpura de la rubia.

Alondra apenas si podía respirar e intentaba soltarse del brazo de Austin alrededor de su cuello.

Observó que justo frente a ella estaba sentada Rai, que la observaba con los ojos abiertos y una notable preocupación en ellos.

—Austin, déjala en paz—dijo observando con enojo a su novio, él se río cínicamente.

—Amor, ¿no te das cuenta de qué la rarita es una invitada mía? No le estoy haciendo nada.

Alondra no opinaba lo mismo y cerró los ojos por un momento, ya que se sentía tremendamente mareada.

—¡Suéltala, la estás ahogando! —gritó Rai y Austin la soltó con fastidio, Alondra comenzó a toser.

—¡Cof, cof, cof!—se sujetaba la garganta mientras observaba de reojo a Rai.

La pelirroja parecía querer acercarse para frotarle la espalda, pero todos estaban mirándola. Rai tuvo que resistir la urgencia de tocarla y apretar las manos sobre el regazo, sin dejar de mirar los ojos de Alondra.

—Jetziel... —murmuró Alondra por debajo, pero no veía a su amigo.

Logró encontrarlo, al verlo salir por la puerta de la cafetería, seguido de Alex. Alondra se preocupó e intentó irse, pero Luis le capturó la mano y la obligó a sentarse.

—¿A dónde vas, bonita?—le dijo sosteniendo su mano entre las suyas mientras Alondra seguía tosiendo.

Rai clavó sus ojos asesinos en Luis y este de inmediato soltó la mano de Alondra, sentía un frío helado recorrerle el cuerpo y podía jurar que eran por los fulminantes ojos chocolate de Rai.

—¿Ibas con tu novio?— preguntó Austin, riéndose, al ver la pobre cara de Alondra.

Alondra comenzó negar mirando a Rai a los ojos, quería asegurarle que no tenía novio y al hacerlo, Rai sonrió de forma alegre. Austin se dio cuenta de eso y la llamó.

—Amor, ¿sabes que te amo?—le dijo dándole un guiño y Alondra hizo una mueca, quería irse.

Rai no lo miró ni una sola vez y asintió, sonriendo.

—Yo también te amo—dijo mirando fijamente a Alondra a los ojos, la rubia sintió la piel cosquillearle y el corazón en la garganta.

¿Se lo estaba diciendo a ella?

Rai, después de haberlo dicho, abrió los ojos y se sonrojó como una loca, agachó el rostro y comenzó a balbucear.

—. Yo... Mmm... supongo... bueno... también... bueno... claro— término con la cara roja, Austin frunció el ceño, observando como las dos chicas se miraban.

—Bueno, rarita. Me contaron por allí, que estás enamorada—comentó Austin, burlón, y logrando que todos en la mesa soltaron un "Uhhhhh". Rai no la dejó de ver ni un segundo.

—Yo... bueno, no te importa—dijo con el rostro sonrojado e intentó irse de nuevo, Austin la tumbó por los hombros y la hizo sentarse.

—¿Quién es? Confiesa, ¿es Jetziel? —preguntó burlón, observando a su novia con intención. Alondra lo pudo ver, en los ojos chocolate había dolor.

—No y si fuera así no te lo diría—gruñó para luego volver a ver a Rai, la pelirroja le devolvía la mirada y no escuchaba a nadie más.

Austin ya estaba sintiéndose amenazado por la estúpida cara que hacía su novia al ver a la bajita, no le gustaba la manera en que se miraban y su orgullo masculino estaba siendo dañado.

—¿No tienes amigos? Podrías largarte de una vez—le dijo irritado mientras iba al lado de su novia y se sentaba junto a ella, rodeándole los hombros con el brazo.

—Pero, tú... —comenzó confundida por su actitud y sus ojos se volvieron fríos, al ver el brazo del chico sobre Rai.

Austin sonrió triunfante, pero, no duró mucho, cuando Rai se revolvió incomoda y se alejó un poco del chico, cortando el abrazo sobre su hombro.

Él la miró sorprendido y después con enojo a la causante de todo esto, que ahora sonreía.

—Quita tu asquerosa cara de mi vista, antes de que te la rompa en dos—amenazó y Alondra abrió los ojos, intentando por todos los medios levantarse.

—¡Austin!—lo reprendió Rai, mirándolo con reproche y después volteó a ver a Alondra, que ya se había ido, y soltó un suspiro.

Alondra salió corriendo rápidamente de allí, para volver a su mesa ¿Qué le ocurría a ese hijo de la gran puta? ¿Estaba en sus días o algo así? Que bipolar, fue mucho para el gusto de Alondra, que seguía un poco alegre por haber visto a Rai.

Lo mejor de todo era que esta vez no le había insultado. Tal vez, este lograra ser un gran año.

Rivales | RailoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora