Extra #1

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Rai odiaba llegar tarde a clases, menos si sería durante su clase favorita, la de Ingles. Muy curioso puesto que ella es de puerto rico, y hablan español en su casa, pero a ella le iba mejor el otro idioma. No había dormido muy bien ayer, le costaba pegar ojo en la noche y terminó leyendo sentada en su cama, despertándose más tarde de lo acostumbrado. Cruzó la entrada, esquivando ágilmente a los estudiantes en al pasillo para llegar al salón. Un pequeño pensamiento le llegó.

¿Dónde estaría Alondra López?

Hizo una mueca, sin entender muy bien el por qué debía pensar en ella. Desde el inicio de clases le sucedía, de vez en cuando la rubia de ojos lindos acudía a sus pensamientos. Era absurdo, ella no se implicaba directamente con la chica, simplemente observaba a Alex fastidiar a ella y sus amigas. Nunca intervenía, solo sonreía a su mejor amigo. Además, López era de cierta manera...irritante para Rai, su presencia la alteraba. Por ello no la defendía de las constantes burlas que recibía, igual la rubia podía defenderse. Y también, no quería perderse el adorable rostro que hacía Alondra cada vez que peleaba con Alex.

Se detuvo en pleno pasillo.

¿Qué acababa de pensar?

Sacudió la cabeza, debía de ser el sueño. Fue nuevamente en camino a su clase, ahora rezando para no cruzarse a la perdedora de López en todo el día. Pero la mala suerte le dio una patada mental, al entrar por la puerta y pedir disculpas por su retraso, allí estaba. Suspiró fastidiada, no entendía el por qué, pero en verdad no quería ver a Alondra. El único asiento libre era uno junto a la bajita, la pelirroja estaba pensando en simplemente dejarlo ser, ni que fuera a hablarle. Solo la tendría que soportar esta clase, era al parecer la única que compartirían hoy.

Mientras caminaba varios chicos la miraban embobados, ella sonrió coquetamente ya que en secreto disfrutaba un poco al saber que la encontraban linda. Se fijó brevemente, no quería darle importancia, la bajita estaba con el rostro escondido tras un libro alzado. Rai arqueó una ceja ¿Qué pretendía? Tomó asiento mirando al frente, captando todas las explicaciones de la profesora Raquel. Anotaba los apuntes limpiamente en su cuaderno.

Después de unos veinte minutos, por la vista periférica, observó un pequeño movimiento a su izquierda. El asiento donde estaba Alondra. Sin querer parecer interesada le lanzó una mirada de reojo, abrió los labios sorpresivamente al verla. El libro que cubría el rostro de Alondra había resbalado en la mesa, dejando ver a una bajita de lentes dormida. Rai se sorprendía ¿Quién podría dormir en Inglés? Si la materia era maravillosa, Rai no podría.

Aún sabiendo que Alondra no le veía le lanzó una mirada de reproche, se sentía indignada, lo demostró apartando el rostro y mirando la clase. Pero una pequeña curiosidad le hizo volver a verla, quería asegurarse que en verdad la chica dormía.

La rubia había cambiado de posición entre sueños, estaba con los brazos cruzados sobre la mesa y la cabeza recostada en ellos, con el rostro hacia Rai. La pelirroja la observaba sin darse cuenta, aún con parte de su atención en la clase. Alondra dormía con los labios entreabiertos y su cabello ligeramente revuelto por el movimiento, un mechón rubio cubría su frente. Respiraba lentamente y parecía muy tranquila.

Después de una hora, toda la atención de Rai se la había ganado la imagen durmiente de la bajita, ni ella misma se había percatado de aquello. De lanzarle miradas fugaces había pasado a observarle fijamente, con la barbilla apoyada en su mano.

Un pensamiento tonto llegó a la pelirroja: Alondra López era muy linda. Al menos al dormir, Rai se justificó. La observaba descaradamente, su rostro, cejas, labios y ese adorable mechón de pelo cruzándole el rostro.

Detuvo su respiración rápidamente al ver a Alondra arrugando la nariz, sintió un incómodo cosquilleo en su estómago al pensar que la rubia la pillaría mirándola, pero se removió un poco hasta que finalmente cambió de posición escondiendo la cara entre sus brazos. Inconscientemente la pelirroja frunció el ceño, rápidamente frustrada, por no tener más la visión del rostro de Alondra dormido.

Después se dio cuenta de lo tonto que era aquello y decidió volver a ver la clase, un poco confundida por su actitud. Abrió los ojos al ver la pizarra repleta de oraciones y conjugaciones que no entendía muy bien, había perdido el hilo de la clase y por ello no comprendía que tema estaban viendo. Maldijo interiormente e intentó guiarse por su libro de texto.

—Señorita Rosario—le llamó la profesora, sonriendo. Rai era una de sus mejores estudiantes y necesitaba que diera el ejemplo.— ¿Podría pasar a la pizarra para completar la siguiente oración?

Rai tragó fuertemente, mirando lo que decía
en el pizarrón sin tener idea alguna.

—Yo...disculpe, profesora. No.…entendí muy bien, no sabría cómo ¿Podría volver a explicarlo, por favor? —dijo con el rostro ardiendo, todos la observaban sorprendidos y la profesora Raquel se mostraba igual.

—Por supuesto, veamos si esta vez puede lograr comprender, señorita Rosario—dijo amablemente dirigiéndose a explicar la conjugación en el pizarrón nuevamente.

Rai asintió, copiando todo y queriendo dejar de sentir vergüenza por lo ocurrido. A su lado Alondra hizo un pequeño ruidito entre sueños, Rai se obligó a sí misma a no voltear a verla. Ya a pocos minutos de terminar la hora de Ingles, la peor clase que había tenido hasta ahora, volvió a ver a Alondra que, increíblemente, seguía dormida.

Rai le fulminó con los ojos, recogiendo sus cosas y queriendo salir lo más pronto posible. Culpando a Alondra de lo sucedido en clases, todo era culpa de ella, por ello la chica de lentes le caía tan mal.

Al escucharse la campana salió de primera, sin importarle ver si la rubia despertó, estaba enojadísima con ella. Todo era su culpa, maldita López. Aquel pensamiento la acompañó todo el día, incluso aquella noche minutos antes de dormir. Le fue mal en su clase de Ingles todo por culpa de Alondra López y su tierna forma de dormir, arrugando la nariz y haciendo ruiditos adorables.

¿Qué estudiante dormía durante clases?

Si la rubia hubiera estado despierta en la clase, nada de eso hubiera sucedido. Si, todo era culpa de ella. Lo que Rai no comprendía era que no tenía sentido echarle la culpa a Alondra. Era de ella misma por lo que, sin ser consciente, comenzaba a sentir por la bajita. De todas formas, Rai empeoraría con el pasar de los días, solo quedaba desearle suerte.

Rivales | RailoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora