- Vale, yo creo que por hoy ya hemos cumplido las dos. - le digo exhausta a Noelle, miembro de los Toros Negros y con quien llevo entrenando toda la tarde.
- Estoy de acuerdo, yo no puedo más.
A pesar de acabar de conocerla, siento que he congeniado bien con la más joven de los hermanos Silva y, a decir verdad, me sorprende que viniendo de la realeza al igual que el Capitán Nozel, Noelle sea tan humana, a diferencia de sus hermanos, quienes parecen igual de gélidos que mis glaciares.
- Bien hecho, Noelle, he de admitir que no me esperaba que me atacases con un dragón de agua, ha sido alucinante - le digo sonriéndole a la joven Silva.
- ¡Gracias! tú tampoco has estado mal, espero no pillarte nunca cabreada -me responde mientras se ajusta ambas coletas- voy a buscar a los míos, me pregunto qué tal les habrá ido la primera jornada, ¡hasta mañana, Lilith!
- ¡Hasta mañana, Noelle! - y veo cómo se marcha corriendo, ha sido divertido.
Pero por hoy es suficiente, de por sí ya he estado entrenando por mi cuenta desde muy temprano y ahora lo único que quiero es darme una ducha. A decir verdad, estoy completamente empapada, y la culpa la tiene la magia de agua de Noelle, así que con más motivo para ir a la ducha y cambiarme antes de que empiece a estornudar.
A la par que me voy acercando a la entrada de la base, me voy escurriendo el pelo y la capa por el camino para no poner todo perdido según entre. Acostumbrada a ver sólo mujeres y capas azules, ahora se me hace extraño ver tanto chicos como chicas con mantos negros y verdes dentro de nuestra base. Me pregunto dónde estará Charlotte.
Casi olvidándome por completo de que sigo mojada de arriba a abajo, pongo rumbo a buscar a mi amiga. Recorro los pasillos y salas y sólo veo caballeros mágicos jóvenes charlando pero ni rastro de los capitanes. Es en estos momentos donde me cercioro de lo grande que es nuestra base, la cual desde fuera parece un gran palacio de alguien importante.
- ¿Pero dónde te has metido?
Finalmente, me decanto por subir las escaleras de la torre principal para llegar a una de las salas donde Charlotte nos suele reunir a veces para comentar temas importantes referentes a la Orden, sólo me queda buscar ahí o en su habitación, y si el Capitán Yami está rondando por aquí me niego a ir a sus aposentos, que lo dudaría, pero sólo por si acaso. Me acerco despacio y oigo voces provenientes de dentro de la sala, bingo.
- Espero que te equivoques, Yami, pero yo también tengo la misma sensación. - es Charlotte quien habla, y a juzgar por lo que ha dicho, están hablando de los encapuchados del ataque. Recuerdo cuando me comentó esta mañana sobre la reunión y la inquietud de Julius, ella también está preocupada y enseguida se le nota en la cara.
- Keh keh, que vengan cuando quieran, me muero de ganas de trocearlos a todos.- ese lunático, ¿es que no piensa en otra cosa más que en cortar y descuartizar?
- Guárdate las cuchillas todavía, delgaducho, si fuera por ti despedazarías todo por tu paso.
- Empezando por ti, musculitos.
- Inténtalo. - responde Yami, a lo que le sigue un suspiro de mi capitana, tiene que ser cansado aguantar constantemente las peleas infantiles de esos dos, pobre Charlotte.
Me asomo tan sólo un poco por la puerta entreabierta para echar un vistazo al interior, y veo a la rubia apoyada en la ventana, con Yami parada a unos metros de ella y al mantis prácticamente recostado en una de las sillas de la mesa. Se han callado y, sinceramente, da la sensación de que no van a seguir con la conversación mucho más. Ahora sería un momento perfecto para sacar al insecto de ahí y dejar un momento de intimidad a mi amiga con el Capitán de los Toros Negros, pero cómo. No sé, tú entra y a ver qué pasa.
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Desquicio.
FanfictionMi nombre es Lilith y, desde hace seis meses, formo parte de la Orden Mágica de las Rosas Azules. Me dispongo a contar la historia de cómo conocí al responsable de mi mayor quebradero de cabeza, el mismo que hizo que perdiera mi rumbo deliberadament...