Atravieso el Gran Salón esquivando a la multitud para salir de él y dirigirme a uno de los tantos baños que hay en la planta baja de la base. Quiero serenarme un poco y comprobar que mi imagen frente al espejo sigue siendo la misma antes de volver a la fiesta de Charlotte. Camino directa hacia el baño con el piloto automático activado porque no puedo pensar en otra cosa que no sea su boca, el ámbar de sus ojos, su lengua y la mía enzarzadas en una pelea y sus grandes manos sosteniéndome de la cintura. Vuelvo a liberar otra bocanada de aire que parecía encogerme el pecho y, al volver a tragar saliva, siento mi garganta seca otra vez. Tengo calor, mucho calor.
Entro al baño y, para mi suerte, no hay nadie en él. Me detengo frente al espejo y apoyo mis manos en los costados del lavabo de mármol. Me miro en el espejo y veo que sigo siendo la misma que cuando abandoné la habitación, con la única diferencia de que ahora mis labios parecen un poco más hinchados y rosados. Los escondo cuando vuelvo a sentir esa punzada electrizante en mi estómago, recordando el por qué de esa hinchazón.
Pídemelo.
Esbozo una sonrisa avergonzada y tímida al oír su petición otra vez en mi cabeza. Rememoro esa sensación y sus labios en el primer beso, mi primer beso, y no puedo evitar preguntarme cuándo volveré a probarlos. Por un momento, temo pensar que alguien nos haya podido descubrir, se corra el rumor y a estas alturas ya lo sepa la base entera. Porque besar a Jack The Ripper, a un Capitán de Orden, está total y completamente fuera de lugar para una oficial como yo, y temo que nos perjudique a ambos. Y, aun así, independientemente de las consecuencias que eso conlleve, necesito que entre por esa puerta y vuelva a acorralarme y devorarme con su boca.
- Joder.
Levanto la manilla del grifo y sumerjo mis manos al agua fría para después abrazar mi cuello con ellas. El calor sigue presente en todos los rincones de mi cuerpo y el frescor del agua me alivia por unos instantes. Aprovecho para refrescarme también la cabeza y seco mis manos presionando suavemente las ondas de mi cabello. Acomodo mi melena cobriza sobre la espalda y aliso mi vestido antes de salir. Bien, es hora de volver a la fiesta.
Regreso al Gran Salón y descubro que la música ha dejado atrás su ritmo lento desde hace un buen rato, dando paso a una euforia donde la gente bebe y baila sin descanso. Encuentro a las chicas y a Charlotte entre las luces bailando juntas cerca de los altos ventanales de cristal y me acerco a ellas enseguida. La chica del cumpleaños me sonríe cuando me ve acercarme y me atrae a ella para unirme a su baile. Volvemos a bailar juntas otra vez y nuestros cuerpos se pegan cuando la canción empieza a tomar un ritmo más sensual. Me muevo con ella y ella se mueve conmigo. Nos miramos y compartimos una sonrisa peligrosa. Charlotte es endiabladamente seductora cuando se mueve así conmigo y siempre logra hacerme sentir igual. Tira de mi mano y me lleva con ella un poco más hacia el centro de la pista atrayendo las miradas de la gente a nuestro alrededor y continuamos bailando igual o más sexy que hace unos instantes. Por encima de la música, los gritos de las chicas nos animan a seguir y conquistar la pista. Charlotte me vuelve a sonreír y haciéndome girar, se coloca tras de mí y me guía con el movimiento de su cintura. Llevo mi mano derecha hacia atrás, a su cuello y seguimos bailando. La rubia levanta la mirada y cuando mira al frente esconde sus labios en una fina línea pero no detiene sus movimientos conmigo. Miro en esa misma dirección y sonrío cuando encuentro al Capitán Yami mirándonos, sentado y apoyado de lado en la barra del bar. Mantiene la mirada fija, sin pestañear, y con una media sonrisa que sé que pone en duda la estabilidad y la cordura de Charlotte.
- Ese hombre guapo te está mirando, Capitana — le digo tras de mí sin dejar de mirar hacia el jefe de los Toros Negros — así que por lo que más quieras sigue bailándome así.
- Eres una mala influencia, Lilith — me responde, antes de desviar su mirada hacia la persona que se acerca al Capitán — y hablando de malas influencias.
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Desquicio.
FanfictionMi nombre es Lilith y, desde hace seis meses, formo parte de la Orden Mágica de las Rosas Azules. Me dispongo a contar la historia de cómo conocí al responsable de mi mayor quebradero de cabeza, el mismo que hizo que perdiera mi rumbo deliberadament...