𝐍𝐀𝐈𝐃𝐕𝐀𝐑

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Kyara nos explicó el trayecto hasta el refugio, hasta ese lugar llamado Naidvar. Debíamos atravesar el bosque para llegar y seguramente tendríamos que acampar allí toda la noche. Sería un camino largo y agotador.

Kyara y Elain, robaron algunos suministros del mercado y también unas mochilas para esos mismos suministros que luego necesitaríamos.

—¿Es un camino muy largo? —preguntó Ethan con un deje de preocupación en su voz.

—Siempre con las mismas preocupaciones, Ethan —respondí con una sonrisa burlona—. Si nos toca caminar, caminaremos. No tenemos otra opción más que avanzar por nuestros propios medios —añadí, tratando de infundir un poco de ánimo en la conversación.

Conocía muy bien la aversión de Ethan por caminar largas distancias. En los banquetes a los que asistíamos, rara vez lo veía participar en juegos que requirieran movimiento. Siempre encontraba maneras de persuadir a otros para que le trajeran lo que necesitaba, sin tener que levantarse ni moverse un ápice. Era como si estuviera en constante batalla contra el simple acto de desplazarse.

La tensión en el aire era palpable cuando Alex se dirigió a Joanne con una pregunta directa.

—Oye, ¿qué has hecho con el caballo y el carro, Joanne? —inquirió Alex, con una mezcla de preocupación y curiosidad en su tono.

La atmósfera se cargó de tensión cuando Alex planteó la pregunta, su rostro reflejaba una mezcla de preocupación y curiosidad, como si estuviera desentrañando un enigma complejo. Observé a la princesa Joanne, cuya postura había cambiado notablemente. Aunque era más joven que nosotros en apariencia, su aura denotaba una madurez que no podía pasarse por alto. No obstante, su semblante reflejaba el peso de la situación con su padre, el rey Percival. A pesar de ser menor en edad que muchos de nosotros, era consciente de la gravedad de la situación y la responsabilidad que recaía sobre ella.

—Su Alteza, debes dirigirte a ella como Su Alteza —intervino Eckerley, su voz resonando con autoridad.

Las palabras de Eckerley interrumpieron el diálogo, recordándonos la etiqueta y el protocolo que debíamos seguir, incluso en medio de la incertidumbre. Alex frunció el ceño ante la corrección, claramente molesta por el tono autoritario de Eckerley.

—Vale, perdón —se disculpó, aunque su tono aún rezumaba un deje de rebeldía—. ¿Qué has hecho con el caballo y el carro, Su Alteza?

La princesa Joanne se enderezó, mostrando una determinación que contrastaba con su aparente fragilidad. Me impresionó ver cómo se erguía ante la adversidad, asumiendo su papel con una valentía que merecía reconocimiento. Sus ojos, llenos de determinación, se encontraron con los de Alex mientras respondía:

—He dejado el caballo y el carro a unas pocas millas al norte del mercado, en un claro del bosque. No podemos arriesgarnos a ser rastreados por los caballeros del alba —explicó, con un tono firme y decidido, pero que aún irradiaba algunas chispas de miedo.

TIME TRAVELERS  [En Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora