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—¿Te gusta como me veo?— Taehyung entró a tu habitación mientras terminabas de arreglarte el cabello

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—¿Te gusta como me veo?— Taehyung entró a tu habitación mientras terminabas de arreglarte el cabello.

Lo miraste de pies a cabeza y asentiste. No era la primera vez que hacía eso, así que era fácil decir que Taehyung siempre necesitaba de la aprobación femenina.

Solo asentiste, cuando en realidad el hombre se veía de infarto incluso sin todas esas prendas costosas, lo habías conocido con jeans rasgados y camisetas, en este entonces se te hacía ya bastante guapo.

—¿Sabes si mamá llegó anoche?— le preguntaste. Ya que fue el último en dormirse.

Hizo una mueca— Bueno... ella llamó temprano pero no quise despertarte. Así que habló conmigo.

Sentiste tristeza y tuviste que reprimir esa emoción. Habías acudido con la obstetra anteriormente pero lo habías hecho sola. En verdad querías que mamá estuviera contigo.

—Dijo que te llamaría más tarde— se acercó a ti y te acomodó el cabello— ella no vendrá a Seúl por un buen tiempo...lo siento, Junnie.

Entendías el trabajo de mamá, siempre había sido así. No le reprochabas nada, nunca te faltó nada y gracias a eso vivías cómodamente. Y siempre te dedicó sus horas libres, claro que el trabajo era demasiado para ella y por instantes en verdad deseabas que al menos tuviera a alguien a su lado.

—¿Cuanto tiempo se quedará ahí?— te referiste al país donde se encontraba.

—Al menos seis meses, si nada se complica— te miró.

Prácticamente pasarías la mayor parte de tu embarazo sin ella.

No pudiste evitar que tus ojos se aguaran y quisiste llorar pero pestañaste con rapidez para evitar que eso sucediera. Tae lo notó— estaré a tu lado en todo momento Junnie, si es lo que quieres.

Te pusiste de pie y le sonreíste. Miraste tu silueta por última vez en el espejo—¿aún no se nota, verdad?— le preguntaste mientras te ponías de lado.

El pelinegro negó divertido— apenas tienes un par de meses. Esto tardará un poco.

—Bueno, al menos puedo seguir usando la misma ropa por ahora.

Sus dedos apretaron tu mejilla— no puedo esperar para ver tu pancita. Te verás preciosa.

[...]

Habían llegado a la lujosa clínica. Estabas un poco nerviosa en especial porque varias miradas curiosas estaban sobre ti. Todas se preguntaban qué hacía la heredera de la joyería más famosa en la área de obstetricia. Para todos eras apenas una niña de 23 años, era imposible que estuvieras embarazada.

Ámame de nuevo ; kth, jjk.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora