capitulo 20

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La batalla final

- Pero... tú... ¿Cómo...? es imposible, yo te ordené que los mataras, ¡¿Por qué aún siguen vivos?!

- No me interesa matarlos, a quién me interesa matar, es a ti.

- ¿Y eso por qué? Yo te liberé, deberías estar agradecido por eso.

- ¡Tú sólo querías manipularlo!

- ¡¿Y a ti quién te preguntó?! Niña rara.

- ¡¿A quién le dices niña rara, tonto?!

- Sh, si que eres una molestia, tendré que matarte primero.

- ¡Con un brazo menos, lo dudo! - gritó Shippo a la distancia.

- ¡Mocoso insolente! A ti despellejaré vivo, pero... primero me encargaré de la niña.

Lanzó un rayo, sin embargo, colmillo de acero lo partió en dos.

- Si vuelves a hacer esa estupidez, tendrás la muerte más dolora de todas. - lo amenazó el yokai.

- ¿De verdad? jajajaj no me hagas reír, pero, esta bien, jugaré un poco con tu mente y tú mismo te encargarás de matarla.

Kontorõradēmon utilizó su única mano para pronunciar aquel conjuro, el que tenia el fin de controlar la mente de Inuyasha, sin embargo, los minutos pasaban y el peliplata no movía ni siquiera un músculo ni mostraba intención de asesinar a los demás. El demonio arqueó una ceja, dándose cuenta de que algo no estaba bien.

¿Acaso será porque me falta un brazo? No, el problema no soy yo, entonces, ¿Por qué no puedo entrar en su mente?

Pensó, completamente frustrado, hasta que comprendió lo que sucedía. Lanzó una bola de energía en la dirección en la que se encontraban Sango y los demás y, aunque ellos pudieron esquivarla, Inuyasha no hizo nada para defenderlos. Miró hacía donde se encontraba Kagome, lanzándole una insignificante bola de energía, la cual era tan pequeña, que ella misma pudo haberla destruido, sin embargo, Inuyasha la destruyó antes de que se acercara, mientras lo observaba con odio en su mirada. Él estaba incrédulo, sin embargo, aquel imperceptible olor que llegó a su nariz, terminó confirmando su teoría y es que pudo sentir el aroma del yokai en la muchacha. Pasó su mirada por ambos jóvenes.

- Tú... maldito. - Kontorõradēmon lo señaló con el dedo. - Tú le entregaste el corazón a esta humana... pero, eso es imposible, tú eres un híbrido y a ellos nadie los quiere.

- ¡Pues, te equivocas! ¡A Inuyasha lo quieren muchas personas!

- Jamás pensaste que te ibas a encontrar con un hanyo que es amado, ¿verdad? - acotó Sango.

- ¡Malditos! ¡Esto no va a quedar así, los mataré a todos!

- ¿Así? ¡Veremos eso!

- ¡Mueran!

Lanzó una gran bola de fuego, sin embargo, Inuyasha utilizó el viento cortante para destruirla, en combinación con una de las flechas sagradas de Kagome

- ¡Maldita niña! ¡Cuando te ponga las manos encima, lo pagarás caro!

- ¡Sigue soñando, bastardo! ¡Jamás le pondrás tus asquerosas manos encima a mi hembra!

- ¡Eso ya lo veremos! - rio. - ¡Espinas venenosas! - de su mano salieron aquellos elementos, los cuales fueron disparados en su dirección.

- ¡Inuyasha, usa la funda de la espada, ahora! - gritó Kagome.

Él hizo caso y las espinas fueron destruidas debido al campo de energía de la funda.

- Vaya, si que es buena esta espada, al igual que esta funda. - pronunció el peliplata, sonriendo.

Inuyasha descontroladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora