capitulo 13

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Perspectiva de Miroku, Sango, Shippo y Myoga

- ¡Tonto Inuyasha! ¡¿Cómo se atrevió a tanto?! ¡Ton...to!

- Ya, Shippo, demos gracias de que aún estamos con vida - respondió Miroku, mientras ayudaba a Sango a salir del rio, con Kirara en sus brazos.

- Gracias, su excelencia.

- ¿Cómo se encuentra Kirara?

- Se recuperará, pero hay que buscar un lugar para que descanse.

- Comprendo, ¿alguien vio al anciano Myoga?

- ¡Aquí estoy! Ay, por poco me lleva el rio.

- Usted tiene más vida que un gato, anciano Myoga.

- No digas eso Shippo, ya estoy viejo para estos sustos.

- Su excelencia, ¿Qué haremos ahora?

- Mmm, anciano Myoga, ¿logró decirle todo a la señorita Kagome?

- Así es, monje, hasta le entregué el pergamino.

- Bien, entonces sólo nos queda buscar un lugar para descansar y recuperar energías, luego volveremos a buscar a la señorita Kagome, recemos para que ella logre convencer a Inuyasha.

Todos asintieron y comenzaron a buscar refugio

Perspectiva de Kagome

- Inuyasha, por favor escúchame.

- No molestes, mujer.

- Por favor, no te cuesta nada escucharme.

- Cállate y camina

Apreté mis puños, en clara señal de frustración

¡¿Por qué es tan terco?! Dios... necesito convencerlo para que mate a Kontorõradēmon y pueda volver a la normalidad.

Observé como él se detenía y miraba hacia el cielo.

- ¿Qué sucede?

- Nada, camina.

Suspiré, debido al cansancio. Estaba anocheciendo y estaba agotada. Mire al frente y, a lo lejos, pude ver una cueva.

- Inuyasha, mira, una cueva - sonreí - Está a punto de anochecer y sería bueno descansar allí - me acerqué a él.

- ¿Y quién te dijo que yo quiero descansar en esa cueva?

- Inuyasha, por favor... estoy cansada, no podré seguirte el paso si seguimos de esta manera, descansemos ¿si?

Puse la peor cara, apelando a su compasión.

- No, camina.

Mi expresión se modificó al instante, sentí mis mejillas arder de coraje y exploté.

- ¡Ya me hartaste perro engreído! ¡Vamos a pasar la noche en esa maldita cueva y punto! Si tú quieres helarte el culo en el bosque, pues, ¡hazlo! ¡Yo me quedó aquí.

Solté, llena de ira, al mismo tiempo en que le rezaba a Kami que no fuesen mis últimas palabras en vida, después de todo, no estaba segura de si él era capaz de matarme o no, sin embargo, quedé paralizada al ver que su reacción fue otra. Él sonrió, acercándose a mi.

Perspectiva de Inuyasha

El aire estaba extraño, olía a veneno.

- ¿Qué sucede? - escuché que la humana habló detrás de mi.

- Nada, camina.

Me pidió pasar la noche en una cueva que se divisaba al frente, sin embargo, no tenía intenciones de hacerle caso.

Inuyasha descontroladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora