Epilogo

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Epílogo

Hacia el mañana.

Cerré mis ojos, sintiendo la brisa del viento en mi cara, la cuál era algo tan agradable y que amaba vivir cuando recogía algunas flores. Me quedé contemplando el paisaje, observando la manera en la que caía el atardecer y, a la distancia, distinguí a las hijas de Sango y Miroku, jugando con los demás niños.

Ese día se cumplían 4 años desde que Inuyasha me había marcado y, en esos años, muchas cosas habían sucedido. Las muertes de Kikyo, Kagura y Kanna, la batalla final contra Naraku, en donde me encontré encerrada en el interior de la Perla de Shikon durante tres días hasta que Inuyasha me rescató y, finalmente, aquellos tres años en los que el pozo se había cerrado, dejándonos uno a cada lado de el. Aquellos fueron los años más difíciles de mi vida, pero, luego tuvimos una segunda oportunidad y aquí estábamos, 6 meses después de nuestro reencuentro, estoy viviendo en la época feudal, en compañía de los demás y de mi amado Inuyasha.

- ¿Qué haces Kagome?

- Inuyasha. - volteé, saliendo de mis pensamientos al mismo tiempo en que le sonreía. - Nada, sólo recogía unas flores.

- Oye, ven conmigo, ¿si?

- ¿He? ¿A donde?

- Sólo ven, sube. - me ofreció su espalda y yo, felizmente, me subí.

- ¿A donde vamos?

- Es una sorpresa, pero tienes que cerrar los ojos.

- Pero...

- Hazlo.

- Bien. - cerré mis ojos y él comenzó a correr.

Alrededor de 30 minutos después, se detuvo.

- Listo, baja, pero no abras los ojos.

- De acuerdo. - descendí y me mantuve así, mientras él me guiaba.

- Puedes abrirlos.

Comencé a descubrir mi mirada lentamente y llevé mis manos a mi boca en señal de sorpresa.

- Inuyasha, este es el lugar donde tú y yo...

- Aquí te hice mi compañera... hoy cumplimos 4 años, Kagome.

- Lo recordaste...

- Claro que si, tonta, ¿Cómo no iba a acordarme del día más feliz de mi vida? - me dijo, sonriendo.

Salté a sus brazos, besándolo y me correspondió feliz. Nos besamos durante unos minutos, hasta que él rompió el beso y llevó sus labios a mi cuello, besándolo con anhelo.

- Inu... Inuyasha, ¿no quieres dar un paseo por este bello lugar?

- No. - sonreí ante su respuesta.

- Pero...

- Kagome, no tengo mucho tiempo, te necesito... - solté una pequeña risa.

- Que impaciente eres.

Sentir sus besos con demasiada pasión hacia que mis brazos se derritieran. Volvió a mis labios, mientras comienza a quitarme la ropa.

- Inuyasha, ¿por qué la prisa?

- Mmm, ya sabrás porque.

Me quitó la parte de arriba de mi traje de sacerdotisa, dejándome sólo con las vendas que cubrían mis pechos, sin embargo, con sus garras las rompió y comenzó a lamer y chupar mis senos como si no hubiese un mañana.

- Inu... ¿por qué la prisa, cariño?

- Mm, ¿no te gusta? - dice, mientras tira de mi pezón con sus labios.

Inuyasha descontroladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora