Novio de Alquiler [ jeongho ]

dieciséis

Esa tarde, Jeongin llegó a casa cerca de las ocho de la noche, totalmente preocupado de Jiwoo.

Entró al pequeño hogar que compartía con su hermana luego de que su mamá los hubiera abandonado cuando tenía cinco años y que su papá muriera a los quince, suspirando un poco agotado por el largo día que había tenido en la universidad. Además, cuando fue a dejar a Minho a su casa se encontraron con su mamá, que lo invitó a cenar algo antes de irse sabiendo que el chico no tendría mucho que comer al llegar a casa.

—Noona, ya llegué —dijo a modo de saludo luego de cerrar la puerta.

—Jeonginnie —entró al comedor, viendo a su hermana acostada en el sillón, e inmediatamente se preocupó—. No pongas esa cara, estoy bien.

—¿Estás segura, noona? —se inclinó a su lado, mirando su rostro cuidadosamente—. Si te sientes mal, podemos ir al hospital-

—Sólo estoy cansada, no es nada —Jiwoo le sonrió de esa forma tranquilizadora que ella tenía y suspiró, sentándose a su lado—. ¿Cómo te fue en la universidad hoy?

—Bien —le sonrió, acariciándole el cabello—. Lo de siempre, las clases me hicieron dormir, estuve sacándole fotografías a todo el mundo…

—¿Puedo verlas? —Jiwoo le hizo un puchero—. Ver tus fotos siempre me alegra, Jeonginnie.

El chico arrugó los labios, pero al final suspiró sacando de su mochila la cámara fotográfica que con tanto esfuerzo se había comprado años antes. Se la tendió mientras sacaba su móvil, revisando los mensajes que Jisung le había enviado diciéndole si quería ir a una cita doble con él.

Jeongin no sabía si aceptar, considerando que las cosas habían estado un poco raras entre Minho y él los últimos días después de haberlo masturbado en ese callejón. Por supuesto, le había pedido perdón a Hyunjin por lo que le dijo, pero el chico no estaba enojado y sólo lo abrazó diciéndole que no quería pelear jamás con él; Minho, por otro lado... No habían hablado de lo que ocurrió ese día, aunque tampoco es como si hubieran hecho que no existía. De vez en cuando se daban la mano y pequeños besos sorpresivos que lo dejaban en las nubes, sin embargo, había momentos en los que no sabía qué pensar.

—Jeonginnie.

—Sí, noona.

—¿Él es tu novio?

—Sí, ¿por qué-? —se interrumpió, mirando a su hermana que sonreía de forma picarona—. ¡No, no, es un amigo!

—¡A mí no me mientes, Yang Jeongin!

—¡No te estoy mintiendo!

—¡Estás ruborizado y con expresión culpable!

—¡Aaaagh, basta!

—¡Quiero conocerlo, anda Jeonginnie, preséntame a tu novio! —la chica le mostró la cámara, señalando a Minho. En la fotografía estaba mirando de forma inexpresiva hacia el cielo, como si hubiera algo interesante allí.

Sin embargo, para Jeongin se veía total, absolutamente precioso.

—¡No, no y no!

—¡No seas cruel, Jeonginnie! —lloriqueó la chica—. ¿Por qué eres así con...? —la chica se detuvo un momento para luego comenzar a toser.

Jeongin se enderezó, alerta, mientras su hermana cubría su boca con su boca.

—¿Noona? —preguntó asustado.

—No es... —Jiwoo volvió a toser y Jeongin lo vio.

Sangre en la mano de Jiwoo.

Se puso de pie.

—Nos vamos al hospital —le dijo con tono serio.

—Jeongin, no es... necesario —jadeó la chica medio ahogada.

Pero Jeongin no la escuchó mientras sacaba su celular y llamaba un taxi, urgido por la desesperante situación en la que estaba.

No era fácil sobrevivir, después de todo, estudiando y cuidando a tu hermana enferma de cáncer al pulmón.

No cuando le habían diagnosticado meses de vida y no podía hacer nada para evitarlo.

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