Cap 28

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AHORA

La brisa agita las persianas cada vez que pasa un auto frente a la casa. Estoy acostado en el sofá de la sala de estar con la televisión apagada, mirando por la ventana. Hace no sé cuánto tiempo que no me muevo de este sitio. Mi teléfono ha estado zumbando todo el día con mensajes de texto. Así que lo apagué. Es domingo por la tarde, el día después de soltar las linternas. Todo el mundo ha intentado ponerse en contacto conmigo, pero estoy demasiado avergonzado por lo ocurrido. Solo quiero quedarme envuelta en mi manta el resto del fin de semana. No debería ser mucho pedir. Un poco de silencio del mundo. Mi madre me dejó una taza de té que se enfrió en la mesa de café, junto con algunos bocadillos de frutas y una vela que acabo de apagar. El olor a vainilla me estaba dando dolor de cabeza.

—Llámame si necesitas algo —dijo antes de salir de la casa—. Hay un poco de queso brie en la nevera. Cuídate.

Terminé el queso brie hace unas horas. Acabo de despertarme de una siesta y parece que no puedo volver a dormirme. Fuera de la ventana, el cielo es una amatista resplandeciente, como la que mi madre tiene en su mesita de noche. A través de las persianas observo cómo el cielo se desvanece hasta alcanzar el color de la piel magullada mientras escucho el sonido de los aspersores que se encienden sobre el césped. Alrededor de las seis, alguien llama a la puerta. No esperaba a ningún invitado hoy, así que no me molesto en contestar. Pero los golpes continúan. Me pongo de lado y me niego a levantarme. Déjenme en paz. Entonces, la cerradura hace clic cuando alguien abre la puerta.

Levanto la vista desde el brazo del sofá cuando Mika aparece en la sala de estar.

Ella me mira. Su voz es suave.

—Hola. ¿Cómo has estado?

Parpadeo, preguntándome cómo ha entrado.

—¿Cuándo te dieron la llave?

—Tu madre la dejó. Dijo que pasara a verte en algún momento. Espero que esté bien.

—Supongo...

Esperaba no tener que enfrentarme a ella durante unos días. No quiero hablar de lo que me pasó anoche. Persiguiendo la linterna, como si fuera

Hyunjin. ¿Por qué no podemos fingir que no sucedió? Ahórrame la intervención.

Hay envoltorios por toda la mesa de café y dispersos por la alfombra.

—No esperaba compañía. Lo siento, es un desastre.

—Está bien —dice Yeji—. Debería haber llamado antes. —Ella revisa su teléfono y me mira—. Sabes, el festival de cine va a empezar pronto. ¿Por qué no estás vestido todavía?

—Porque no voy a ir.

—¿Por qué no?

—Simplemente no estoy de humor —digo. Levanto la manta, esperando que capte la indirecta.

—¿De verdad vas a hacerle eso a Nik? —pregunta Yeji. Se queda de pie, observando cómo finjo dormir—. Probablemente te esté esperando. ¿Has mirado siquiera tu teléfono?

—No es una gran cosa. Lo entenderá.

—¿Así que vas a quedarte en el sofá toda la noche?

No digo nada.

—Realmente creo que deberías ir. Hiciste una promesa.

—No le prometí nada a Nik.

Yeji niega con la cabeza.

—No a Nik... —dice—. A Hyunjin.

Nos miramos. Mi última llamada telefónica con él. A eso se refiere. Todavía no hemos tenido mucho tiempo para hablar de eso. Me di cuenta de que Yeji quería sacar el tema anoche cuando íbamos al campo, pero no pudimos encontrar tiempo para nosotros. Cuando no respondo, Yeji se acerca al sofá y se sienta en la mesa de café, frente a mí. Ella toca mi mano.

Has llamado a Hyunjin || Hyunlix✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora