Ahora
La campana resuena por el pasillo vacío cuando llego tarde a la escuela. Perdí el autobús esta mañana. Ahora tengo que hacer una entrada a una clase que ya ha comenzado y llamar más la atención sobre mí. Considero omitir el primer período para evitar esto por completo. Pero he estado ausente durante toda una semana de clases y ya estoy aquí. Bien podría terminar con esto, ya que tendré que enfrentarme a todos tarde o temprano. Al menos me acordé de poner mi alarma ayer. Pero nunca planeé despertarme en la cama de Hyunjin y tener que correr a casa.
Hyunjin.
Todavía estoy tratando de entender la situación de anoche. La llamada telefónica en el bosque. Escuchar su voz de nuevo. Todo fue real, ¿no? ¿De qué otra manera habría terminado en su habitación? Solo siete horas de este lugar, me recuerdo. Entonces puedo llamarlo de nuevo. Es todo en lo que puedo pensar. Es lo que me mantiene cuerdo mientras me preparo para el resto del día escolar sin él aquí.
Respiro profundamente antes de cruzar la puerta al primer período. Todas las cabezas se vuelven lentamente hacia mí mientras la habitación se silencia. El señor Park detiene su tiza en la pizarra y abre la boca como si estuviera a punto de decir algo. Pero mira hacia otro lado y continúa su conferencia, lo que me permite ir a buscar mi asiento. Mientras me deslizo entre los escritorios, nadie me mira a los ojos. Cuando veo la mesa vacía junto a la ventana con dos sillas, mi corazón se detiene.
Es donde Hyunjin y yo normalmente nos sentábamos juntos. Pero no me detengo por mucho tiempo porque siento que la gente me mira. Tomo otro respiro antes de acercarme y dejar mis cosas. No miro a nadie. Solo miro al frente de la habitación y veo el tic-tac de los minutos del reloj.
Después de clase, todos me ignoran. Nadie me pregunta cómo estoy ni mira en mi dirección. No sé qué esperaba al volver. Es difícil no dejar que eso me moleste. Quizás todos se dieron cuenta de que no estuve en el funeral. Tal vez piensen que soy una persona fría y desalmada que no siente nada después de la muerte de su novio.
El resto del día transcurre así. Los pasillos se vuelven silenciosos cuando camino a través de ellos, y siguen susurros. Pero mantengo la barbilla en alto y finjo que no escucho nada. De repente recuerdo la foto que Jeongin me tomó y me pregunto a quién se la envió. Probablemente su grupo de último año, todos en la hoguera esa noche. Estoy seguro de que les hizo sentir mejor verme así. Afortunadamente no tengo clases con el o Chan. Me he esforzado por evitar a esos dos todo el día. Incluso tomé las otras escaleras para evitar pasar por sus casilleros.
En el almuerzo no sé dónde sentarme. Me tomo mi tiempo colocando comida en mi bandeja en tanto miro a mi alrededor buscando a Yeji. No la he visto en toda la mañana. Tal vez todavía se esté tomando un tiempo libre de la escuela. No me ha contactado desde que nos reunimos ayer en el restaurante. Si tan solo supiera lo que pasó anoche. Después de que llamé a Hyunjin y me contestó. Pero no puedo decirle nada todavía. ¿Hyunjin querría que lo hiciera? Debería preguntarle antes de tomar cualquier decisión. Si nuestras llamadas telefónicas son reales, no quiero arriesgar nada.
Hay muchas sillas libres pero ningún lugar para sentarse. Considero comer afuera, pero siento que todos me miran. No quiero que piensen que tengo miedo de comer solo. No seré uno de esas chicos que terminan escondiéndose en un baño.
Busco una mesa vacía en la parte trasera de la cafetería. Algo me llama la atención. Detrás de una silla, joyas rosadas brillan a lo largo de una mochila de seda blanca. Pertenece a mi amiga Yuki. Su suave cabello negro fluye por su espalda, largo y hermoso. Está sentada junto a la ventana con otros dos estudiantes de intercambio: Rachel de Vietnam y Jay de Estados Unidos. Me acerco y dejo mi bandeja.
—¿Hay alguien sentado aquí?
Ojos parpadeantes miran hacia arriba desde la comida de la cafetería y las loncheras. Jay, que es una cabeza más alto que el resto de la mesa, se quita los auriculares y se cepilla las ondas oscuras de la frente. Lleva una camiseta de béisbol azul a rayas que compró en su viaje a Nueva York.
—No... por supuesto —dice Rachel. Hoy lleva el cabello recogido en una cola de caballo. Mueve su bolso para dejarme espacio—. Por favor, únete a nosotros.
—Gracias —digo.
Se intercambian sonrisas incómodas mientras tomo asiento entre ella y Jay. Yuki y yo compartimos un asentimiento desde el otro lado de la mesa. Comemos en silencio. Por lo general, los tres no pueden mantenerse callados. Pero hay un peso en la mesa que nos mantiene callados y sombríos.
Sin decir nada, Jay desliza una caja de rodajas de mango frente a mí. Una ofrenda de simpatía. Le sonrío y tomo un trozo. Entonces Jay empuja una bolsa de galletas caseras hacia mí, junto con esos mini Kit Kats de té verde que él sabe que son mis favoritos. También son sus favoritos. Intento hacerlos retroceder pero él insiste.
—¿Qué tal si lo dividimos? —pregunta. Siempre ha sido dulce. Rachel me sonríe.
—Te extrañamos, Lix—dice—. Hemos estado pensando en ti. Estamos encantados de volver a almorzar contigo.
—Y también extrañamos a Hyunjin—dice Jay con tristeza—. Lo sentimos mucho... por lo que pasó.
La mesa vuelve a quedar en silencio. Los ojos de Yuki parpadean entre Jay y yo, como si estuviera leyendo mi reacción al nombre de Hyunjin. Para asegurarse de que esté bien decirlo. Se siente extraño que hablen de él de esta manera. Como si no hubiese estado hablando por teléfono con él anoche.
—Hyunjin era un gran amigo —agrega Yuki, asintiendo. Intenta sonreír—.De todos nosotros. Siempre lo recordaremos.
—Siempre —dice Rachel.
Me calienta escuchar esto, especialmente viniendo de Yuki. Conocía a Hyunjin más tiempo que los demás. Vivió con su familia durante el primer año de su programa de intercambio cuando llego de Japon. Hyunjin fue la primera persona que conoció cuando llegó a Busan y él le mostró los alrededores. Su madre esperaba que le ayudara a mejorar su japonés. El día después del funeral, pasó por mi casa para dejarme sopa y té a pesar de que ignoré todos sus mensajes.
Jay y Rachel se mudaron aquí hace unos meses. Es su primer año en Corea. Tenemos algunos otros estudiantes internacionales. Los de Europa son tratados como reyes y son invitados a todas las fiestas. Yuki, Jay y Rachel, por otro lado, han tenido más dificultades para encontrar su lugar. Reciben el tratamiento de alienación, a pesar de su fluidez en inglés. Nadie se esfuerza por hablar con ellos como los estudiantes franceses y alemanes, por lo que suelen ser más reservados. Lo terrible es que cuando la gente los ve juntos todo el tiempo, los acusan de aislarse del resto de la escuela. Nunca me di cuenta de esto hasta que Hyunjin me lo mencionó.
Hyunjin me dijo que sus amigos se referirían a ellos como esos asiáticos extranjeros. Porque a pesar de la ascendencia no sabíamos mucho sobre la cultura coreana. Y no nacimos aquí. Cuando Hyunjin finalmente dijo:
—Sabes, yo también soy mitad japonés—uno de sus amigos respondió
—: Sí, pero tú eres... diferente. —Porque Hyunjin nació aquí y tenía acento nativo. Hyunjin nunca respondió nada. Un día agarró sus cosas y se trasladó a la mesa de Yuki, y yo fui con él. Ahora el almuerzo se siente vacío sin él aquí. Como si faltara algo. Sé que los demás también lo sienten.
Jay me pasa otro Kit Kat y se inclina hacia mí.
—Haznos saber si necesitas algo —susurra—. Siempre estamos aquí para ti.
No sé qué más decirles a todos excepto "Gracias". Toco mi ensalada con
el tenedor mientras seguimos comiendo en silencio. Mucho más tarde, casi de la nada, le digo a la mesa:
—Creo que Hyunjin estaría feliz de saber lo que ustedes dijeron sobre él. Sé en mi corazón que esto es cierto. Y planeo contárselo más tarde.
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Has llamado a Hyunjin || Hyunlix✔
De TodoDonde Felix debe aprender a vivir sin Hyunjin despues de su muerte y todo el futuro que habían planeado se desmorona cuando aún no había empezado. ➤Hyunlix. ➤Adaptacion.