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— Mírate, sin duda no te puedo dejar ir ahora, estás tan mojada y necesitada, pequeña puta

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Mírate, sin duda no te puedo dejar ir ahora, estás tan mojada y necesitada, pequeña puta. —Sekido te susurro en el oído, pero con su voz gruesa y llena de lujuria.

Ahora mismo ambos estaban dentro del baño, el agua caía sobre sus calientes cuerpos, el mayor te tenía de pecho contra la pared y con tus manos inmovilizadas en la espalda, no podías parar de gemir, pues ahora mismo este estaba metiendo y sacando con ferocidad sus dedos en tu feminidad, la cual, debido a estas acciones, ya estabas mojada.

Mira nada más, ya ni puedes hablar de lo tanto que gimes, la cosa aquí Esque apenas estoy dándote atención con mis dedos, ¿como te pondrás cuando te meta mi pene, mhh? — interrogó metiendo un poco mas profundo sus dedos, provocando que soltaras un gran gemido y retorcieras la espalda.

N-Nghh! Espera...! V-Vas muy rápido, p-por favor! Dijiste que serías gentil! — le reprochaste mirándolo de reojo, este puso una expresión confundida.

¿Así? Cuando lo dije? Porque yo no me acuerdo. — sin dejarte hablar se inclinó a tu cuello donde lo mordió levemente y profundizó aún más sus dedos en tu interior.

Soltaste un leve grito de placer y apretaste más tus puños, quisiste morderte los labios para no hacer ruido pero Sekido no te dejo cuando te tomo de la barbilla e hizo que lo miraras de forma obligatoria.

Te prohíbo que te tapes la boca, si lo haces, meteré mi pene en esta, ¿escuchaste? Quiero escuchar tus hermosos sonidos. — Amenazo, antes de tomarte del cabello y ponerte contra la pared, haciendo que sueltes unas pequeñas lágrimas.

Podías sentir como sus dedos perfectamente se movían y tocaban puntos dulces en tu interior con rapidez, pronto tus piernas empezaron a temblar, los gemidos no dejaron de salir de tu garganta mientras tus ojos se ponían en blanco con toda la oleada de placer que estabas recibiendo de parte del moreno sin duda.

Sinceramente si estaba siendo brusco con el tema de masturbarte con sus dedos, y si, más que placer sentías dolor, pero, después de todo habías aceptado y esto te pasaba por creer en el, seguiste gimiendo mientras él mayor solo estaba concentrado en tocar tus puntos dulces, y una vez que los encontró, empezó a toquetear y sobreestimular haciéndote temblar y soltar gemidos más de lo debido.

E-Espera... — pusiste su mano en su pecho y trataste de alejarlo. — P-Por favor!

Se que te gusta, no me lo niegues, solo sientes más dolor porque es tu primera vez así que cierra la boca. — ordenó, apretando la mandíbula y con sus dedos dentro de tu feminidad, los abrió dejando ver tu interior a lo que soltaste otro gemido. — Mierda, me encanta verte así, temblando debajo mío.

Movió sus dedos experimentados más profundo y placentero, soltaste lágrimas, las cuales poco a poco se convertían en unas de placer mezcladas con dolor, una sensación extraña de calor comenzaba a gobernar todo tu cuerpo, a la vez era insoportable por lo que lo único que podías hacer era soltar quejidos de dolor y pocas veces gemidos.

Pedido de pizza | Clones de Hantengu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora