| Feliz cumpleaños, Tomi |

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Mañana Tomás cumplía 19, y Rodri pensó en su regalo para él por semanas, hasta pensó en darle una carta diciéndole lo que siente, pero después se arrepintió y la tiró a algún lado de su habitación. Su estilo de ropa... no sabía, y se iba a morir si no le gustaba.

El problema era el regalo en persona, porque "el anónimo" ya tenía todo resuelto. Después de pensar algunas opciones, decidió dividir así los regalos:

Anónimo: Un sobre con una cartita y plata, y un flan de chocolate del kiosco.

Si, sabía que podía ser poca cosa, pero se suponía que no lo conocía, así que consideró que estaba bien.

El flan era algo que le encantaba a Tomás, pero dudó en ponerlo porque sonó muy acosador según él, en su mente sonaba:

"Te espío en los almuerzos y se que te encanta el flan, de nada"

Sonaba terrible, si.

Igualmente lo dejó y le dio algo de dinero porque si. La carta, bueno, estaba seguro de que probablemente le gustaría, así que le hizo una.

Y por otro lado, estaba el Rodri no anónimo, que decidió regalarle un gorro VANS, más específicamente, este:

Y por otro lado, estaba el Rodri no anónimo, que decidió regalarle un gorro VANS, más específicamente, este:

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Y unas zapatillas increíbles. Era un gorro cualquiera, y no parecía el mejor regalo, pero a Rodri le había gustado y pensó en Tomás con ese gorrito. No tenía idea de por qué, pero se le vino a la cabeza una imagen de él usando ese gorrito en un día frío.

En su imagen le quedaba muy bien, así que terminó comprándolo.

En realidad, no importaba si era en una imagen o no, a Tomás le quedaba increíble todo.

Además, era alguien que usaba gorros de ese estilo, así que pensó que le podría gustar.

Y ahora que ya era primavera, no hacía tanto frío, pero en su momento, en invierno, Rodri veía todo el tiempo a Tomás con algún gorro así. siempre con los mismos dos o tres, así que regalarle uno tampoco le vendría mal.

Si no le gustaba, moriría de vergüenza, pero no creía que eso pasara. Poco a poco, dejaba de sobre pensar tanto todo, ya a este punto, eran muy amigos, y no había que temer, supongo.

Antes de ir a clases, abrió lo que Tomás le había escrito a su yo anónimo el viernes.

Leía la carta y moría más a cada palabra.

"Me encantan tus notitas, y me como los chocolates que me dejas siempre. Son un gran detalle, así que te lo rre agradezco, porque siempre me quedo con hambre.

Además, hace rato no recibía tantos halagos de alguien, así que gracias! Seguro sos una gran persona, y pareces copado por lo que me escribís, pero no vas a querer decirme quien sos.

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