Celos

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Romina revisa el celular de Agostina, encontrando un mensaje que las lleva a tener una discusión.

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Ese fin de semana Agostina lo pasaba en casa de su novia, amiga de cara al público, Romina.

Estaba siendo un sábado tranquilo para la pareja, llevaban dos meses juntas y, poco a poco, su relación iba consolidándose. Aunque algunos fantasmas del pasado estaban presentes.

Las hijas de Romina se encontraban durmiendo la siesta, mientras las mujeres preparaban algo para la merienda. Bueno, Romina preparaba unas galletitas y Agostina la miraba.

—Agos, ¿Me pasas la asadera? —pidió sin mirarla ya que se encontraba recortando la masa— ¿Agos? —no obtuvo respuesta— ¡Agostina! —la miró enojada.

—¿Qué? —la ex-policía dejó de lado su celular y la miró.

—Te estoy pidiendo la asadera, ¿Qué haces con el celular? —le reprochó.

—Ay, bueno. Tóxica —se rio—. Ahí voy —se paró y tomó la asadera, dejándola en la mesada.

—Sos idiota —Romina le dijo, molesta.

Agostina sonrió como respuesta. Se posicionó detrás de la ex-diputada y la abrazó, descansando sus manos en el abdomen de la mayor.

Romina empezó a colocar las galletitas en la asadera, intentando hacer caso omiso a las caricias que su pareja le daba.

—Agostina... —advirtió.

—¿Mm?

La menor murmuró para luego besarle el cuello, la mejilla y mordisquear el lóbulo de su oreja.

—Salí —la empujó suavemente, tomando la asadera para llevarla al horno—. Me haces poner nerviosa.

—Me haces poner nerviosa —repitió riéndose—. ¿Todavía te pongo nerviosa?

—Siempre me pones nerviosa —la miró—. Y sé que tengo el mismo efecto en vos.

—Sí, lo tenés —confirmó.

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Después de merendar, Agostina se fue a bañar. Mientras, Romina se encargaba de sus hijas.

Una vez las nenas se quedaron jugando tranquilas, la mujer se dirigió a su habitación. Escuchó la ducha del baño, por lo cual su pareja seguía ahí.

Estaba por hablarle, pero algo la distrajo: El celular de Agostina se encendió al llegarle una notificación. Se acercó a la cama, donde estaban las cosas de la mujer, y tomó el celular.

Se mordió el labio, ¿Por qué de repente sentía curiosidad por ver aquella notificación?

"No, Romina. Está mal" se dijo mentalmente. Suspiró, ella conocía la contraseña del celular porque una vez tuvo que usarlo. Pero no era lo correcto. Sabía muy bien que Agostina tenía miles de chicas atrás y ella no podía hacer nada, para el público eran tan solo amigas.

Por un lado quería gritar que era suya y de nadie más, que estaban juntas. Pero, por otro lado, aún tenía muchos miedos y necesitaba tiempo. Agradecía que su pareja la entendiera tan bien. Y si bien confiaba en ella, no confiaba en los demás.

Dejó de escuchar el agua correr, por lo tanto, Agostina estaba por salir del baño. "Ahora o nunca" pensó y desbloqueó el celular.

La notificación en cuestión era de Instagram, alguien le había respondido una historia.

"Que hermosa sos. Ya más de tres meses sin vos, cuándo me volverás a dar bola?"

—Ah, bueno —Romina expresó y, sin pensarlo, dejó caer el celular sobre la cama.

One shots - AgosminaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora