Un one shot diferente: Agostina y Romina salen a bailar con varios ex participantes de Gran Hermano. Romina intenta besar a Agostina, pero ella la rechaza al estar confundida con sus sentimientos. Guiada por el orgullo, Romina termina a los besos con una de sus mejores amigas, Daniela.
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Como solía suceder, Romina era la encargada de organizar las salidas. En aquella oportunidad, del GH pasado, se encontraban Daniela, Julieta Poggio, Nacho y Marcos. Además, Romina había invitado a Agostina, Catalina, Joel, Emmanuel, Zoe y Rosina.
Durante toda la noche, Romina intentaba acercarse a Agostina. Pero por algún motivo, la rubia parecía alejarse.
La ex diputada sabía que su amiga estaba en algo con aquel fracaso de Italia, como le decía internamente en las charlas con su tridente. ¿Pero y qué? ¿Eso le impedía estar juntas como siempre? Al parecer sí. Y aquello la tenía cada vez de peor humor. Se habían besado en varias oportunidades, habían tenido sexo en Mendoza. ¿Y todo para qué? Ella quería más y Agostina no se lo daba.
—¿Podes cambiar la carita, amor? —Daniela le habló en su oído izquierdo, tomándola por detrás.
Romina suspiró y la miró.
—Intento —sonrió apenas— Siento que me está esquivando...
Perdonarte ¿Para Qué? de Emilia y Los Ángeles Azules comenzó a sonar en el boliche. Daniela giró a su amiga, quedando frente a frente, y comenzó a bailar con ella.
—¿Quién lo iba a decir? —Pestañela dijo acercándose.
—¿Qué? —Romina la miró sin entender.
—Que estarías sufriendo por una mujer —habló cerca de su rostro, por la música.
—Ni me lo digas —bufó y la hizo girar, pegándose detrás de ella.
Romina desvió la mirada y observó que Agostina las miraba mientras pretendía bailar con Nacho.
—No te merece —Pestañela habló tras el giro, quedando frente a frente otra vez— Tenes que hacer como hice con Thiagui —comentó sobre su oído derecho.
—Las relaciones abiertas no son para mí —negó de inmediato.
Daniela sonrió y se encogió de hombros para seguir bailando.
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Después de unos minutos, y con más alcohol encima, Romina volvió a acercarse a Agostina.
—Dejámela un rato que es mía —le dijo a Nacho tomando a la rubia de la cintura.
El hombre alzó sus manos, en señal de rendición, y se alejó de ellas.
En esos momentos sonaba HOLA PERDIDA de Khea y Luck Ra. Romina comenzó a bailar con Agostina, quien de a poco se animaba a seguirle el juego.
—Ya pasé más de un mes en la cama extrañándote a cada mañana —Romina empezó a cantarle sin despegarse de su cintura.
—Y ya me están matando las ganas de llamarte, a ver si aún me amas —ambas cantaron mientras Agostina la sujetaba de los hombros.
—Me quedé con ganas, ¿sabes? —la morocha le dijo, ya había pasado un mes desde que habían estado por primera -y única- vez en Mendoza.
—Ah, ¿si? —respondió sin saber qué más agregar.
Romina asintió y se acercó a su boca. Velozmente, Agostina la esquivó sutilmente girándola en medio del baile.
