Esta es una adaptación de un one shot llamado de la misma forma -también de mi propiedad- del ship Supercorp:
Romina debe irse de su hogar al ser llamada por el colegio de Felicitas, Agostina tendrá la ardua tarea de hacer dormir a su hija Olivia.
Este one shot tiene un guiño a mi fanfic "boda agosmina" así que vayan a leerlo 😉
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Las mujeres se encontraban almorzando en el living de su hogar.
—Agos, ¿estás bien? —Romina miró a su esposa algo preocupada.
La ex policía le devolvió la mirada con una cálida sonrisa.
—Sí, lo estoy. ¿Por? —la mujer respondió sin entender para luego tomar un poco de su bebida.
—No lo sé, te noto cansada —dijo clavando el tenedor en su plato y llevando un trozo de tarta a su boca.
—Lo estoy. Pero estar cansada no significa que esté mal.
Un pequeño jadeo llamó la atención de ambas, sacándoles una instantánea sonrisa.
—¿Qué pasa, Oli? —la morocha dejó el almuerzo a un lado y miró a su bebé, quien estaba apoyada contra su pecho.
—¿Querrá comer? Comió hace un ratito —Agostina intentó adivinar.
La pequeña contestó con un suave quejido
—¿Qué, mi amor? —la ex diputada preguntó.
Al ver la interacción entre su mujer e hija, la rubia suspiró feliz.
—¿Podés creerlo? —Romina la miró sin comprender— O sea, todo lo que vivimos. Conocernos en GH, esa conexión que tuvimos... ser amigas, después novias, la falsa boda, nuestra boda de verdad —sonrió— y sobretodo ella —abandonó su silla y se sentó en cuclillas frente a ellas.
—Es nuestra —la morocha murmuró mirando a la menor.
La bebé de tres meses sintió la cercanía de su madre rubia, por lo que estiró la manito derecha para tomar el dedo índice de la mujer.
—Olivia Uhrig Spinelli —dijeron al unísono.
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Dos horas después, 15hs.
—Hey —Romina entró a la habitación, recién llegada del gimnasio.
Allí se encontraba Agostina acunando a Olivia con el objetivo de hacerla dormir.
—¿Qué tal el entrenamiento? —la rubia respondió susurrando, la pequeña se mantenía adormecida en su pecho.
—Bien, ¿cuándo me vas a acompañar vos? —preguntó acercándose a su mujer y abrazándola por detrás.
—Mmm dejame pensar, ¿nunca? —la miró divertida.
—No me parece —respondió rodando los ojos.
Agostina se giró apenas para dejarle un pico en los labios, sacándole una sonrisa a la mayor.
Romina se ubicó frente a la rubia y tomó a Olivia en brazos, depositándole un beso en su frente. Dejó a la bebé en la cuna y murmuró:
—Hora de la siesta —le dejó un beso en la cabeza y miró a su mujer, que la observaba con ternura.
El sonido de un celular las interrumpió. La mayor tomó el dispositivo y atendió extrañada.
—¿Hola? —dijo al contestar— Sí, soy la madre —Agostina la miró con curiosidad— ¿Cómo que se peleó con un compañero? —suspiró cerrando los ojos.
