Capítulo 6: Cicatrices que no podemos ocultar

69 8 10
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Siempre he pensado que todos tenemos cosas que nos atormentan y que queremos mantener en secreto, ¿no creen? Pero ¿es posible hacerlo totalmente? Algunas cosas, o tal vez todas, pueden hablarse, y al hacerlo, limpian nuestros pensamientos y se liberan de nosotros, porque ya no son una carga que llevamos encerrada por dentro. En psicología se dice que toda la ayuda que damos a alguien, ya sea en charlas, entrevistas o pruebas, debe tener su devolución, que es cuando retribuimos a la otra persona, toda la confianza que ha depositado en nosotros, dándole un resultado de todo lo que hemos trabajado; como en un diagnóstico, un resumen o una conclusión. De esta forma, ambas partes se liberan en muchos sentidos, porque el psicólogo ha dado el fruto de su trabajo a la otra persona para que esta pueda dar cierre a su búsqueda, ya que ha recibido una respuesta a su pedido de ayuda. En otras palabras, ha recibido las herramientas necesarias para solucionar su problema. Y para el psicólogo, es como un vaciado de la carga emocional que ha recibido durante todo ese tiempo; todas las tristezas, frustraciones, alegrías que ha conocido de la otra persona, ya no se quedan en él al momento de dar esta devolución, y ambos pueden seguir sus caminos sin sentir que algo los ata a esa situación. Si me lo preguntan, creo que eso es algo muy especial, ya que podemos conocer el mundo interno de cada persona a la que ayudamos, sin quedar atrapados en estos. Pero ¿qué sucede cuando una persona no tiene con quien sacar alguna herida que la atormenta? Puede que esta herida siempre encuentre la manera de salir, ya sea en pequeñas dosis o abruptamente, porque de no ser así, podría llegar a carcomer a uno desde adentro, dejando, posiblemente, una cicatriz imborrable...

Empezando el anochecer, Javi acababa de llegar a la esquina donde tenía que encontrarse con Zoe, pero no la veía por ningún lado. Después de revisar a su alrededor, se puso a pensar:

—«Ya me la veía venir... Me dice tardón y llegué antes que ella, jaja. Bueno, supongo que podría ir a esa tienda a comprar unos chocolatitos».

Después de que Javi se fue a la tienda, compró unos cuantos chocolates y se los guardó en su chamarra.

Después de que Javi se fue a la tienda, compró unos cuantos chocolates y se los guardó en su chamarra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Javier & Cristal - Preludio a la locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora