Capítulo 4: El valor de un amigo

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Hay algo que aprendí con el pasar del tiempo, y es que los amigos que hacemos no son una casualidad. Tal vez ya escuchaste eso antes, pero me dí cuenta de que ninguna de las personas importantes en nuestra vida llegan al azar. Obviamente, de los amigos que tenemos, es muy probable que compartan algo con nosotros que sea fácil de notar, como por ejemplo: compartir nuestros gustos musicales, o nuestros mismos pasatiempos. Pero ¿alguna vez te preguntaste, cuán grande puede ser lo que compartimos con otros? Mientras alguien es más cercano a nosotros, ya sea nuestro mejor amigo, o alguien a quien queremos mucho o amamos; creo que compartimos cosas a un nivel más profundo. Alguien muy cercano puede no sólo compartir nuestros gustos, sino también algo que nunca nos hemos dado cuenta. Puede que compartamos una forma de pensar sobre algo en específico, o hasta puede que compartamos el mismo problema que tenemos en una relación de pareja o familiar. También puede que lo que nos haría los más felices del mundo, sea algo similar; y tal vez, sólo tal vez, puede que incluso compartamos un dolor que nadie conoce, y que sólo ese otro podría entender...

Y después de este pensamiento, es tiempo de volver a nuestra historia: Un día después de que Javier y Cristal se hicieran amigos junto a Jukas, el sol empezaba a salir en la ciudad de La Paz, dando lugar a un nuevo amanecer. Y en una de las muchas casas de esta ciudad, se encontraba una niña de alrededor de 7 u 8 años de edad, piel morena y largo cabello, tomando una taza de té recién servida, y comiendo una marraqueta para acompañar; una combinación bastante agradable si me lo preguntan. La niña refunfuñaba mientras comía:

—¡No puedo creer que lo tenga una niña! ¿Te imaginas?

—Oye, pero... tú también eres una niña, ¿no? —le respondía un muchacho de alrededor de 25 años de edad y gran tamaño; que estaba entrando a la cocina donde estaba el desayuno—. No le veo el gran proble...

—¡Edward! ¡Sabes a lo que me refiero! —respondía la niña, mientras masticaba su pan, haciendo tremendo berrinche—. ¿Te das cuenta de lo peligroso que es?

 ¿Te das cuenta de lo peligroso que es?

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Javier & Cristal - Preludio a la locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora